A las bases

22 ene 2016 / 10:22 H.

S e debe recordar al PSOE que luchó contra la dictadura, entre otros motivos, para conseguir que en nuestro país se estableciera un Estado democrático que además reconociese la plurinacionalidad de España. A los dirigentes de este partido, no así a sus bases, hay que recordarles la propia historia de su partido y hay que hablarles del Congreso de Suresnes y su Resolución sobre nacionalidades y regiones. O recordarles también lo que se aprobó en su 27 Congreso con respecto a las nacionalidades y regionalidades del Estado federal que preconizaban los socialistas. Entre otras cosas, por su complementaridad con el internacionalismo de la clase trabajadora. Se lo recordaré, insisto en que solo a sus dirigentes, más claro: se reconocía el derecho a decidir sobre la relación y la forma de articularla por parte de las naciones y las regiones del Estado. A los Pedros y Susanas, adláteres y viejas glorias desmemoriadas intencionadamente hay que explicarles que aunque insistan constantemente, y maliciosamente, en repetirnos que la reclamación del derecho a decidir significa que se demanda la independencia, no nos dejamos engañar. A estas alturas, ya no. Cualquier ciudadano, y cualquiera que sea militante o simpatizante del PSOE, sabe que hay otras alternativas que los ciudadanos pueden desear además de la separación. Las bases de este partido deberían explicarle a sus dirigentes que lo que hay tras la defensa del derecho a decidir es la defensa del deseo de respetar la capacidad de decisión de los pueblos, sea el que sea.

Todos sabemos lo que hay detrás del abandono por parte del PSOE, no de sus bases, de este compromiso, como otros tantos. Ahí está la historia reciente. Pero también está para recordar aquel partido que aprobó la existencia de un Partido Socialista de Catalunya (amplia coalición de partidos catalanes) o de un Partido Socialista Vasco (con vascos y navarros) que tuvieron, recuerden, un grupo parlamentario propio. A las bases les digo que los partidos son instrumentos, y cuando el instrumento no sirve, o no es adecuado, se desecha, por inútil, por desmemoriado.