A la
sombra
de un peral

09 jul 2017 / 11:26 H.

Me pongo a escribir bajo la sombra de un peral, por cierto con buena cosecha. Me acompaña el sonido del agua del caz, su trazado se remonta a tiempos de ocupación árabe, y el ir y venir de los pájaros. Hay rincones donde aún anidan, vuelan y cantan las aves. Este peral se ha convertido, sin saberlo, en pura metáfora de una triste realidad. Ofrecía este árbol, junto a 300 más, a alguien que necesitase una ayuda. Un ofrecimiento altruista, aportar mi humilde grano de arena para modificar la cruel realidad del desempleo en alguna familia. Puede que este trocito de tierra no dé para hacer rico a nadie, pero sí ahuyentaría el fantasma del hambre, y algo más importante, la depresión que surge cuando uno se ve sin nada, ocioso por obligación. Bajo esta sombra he comprendido que no hay tantas ganas de trabajar la tierra como yo pensaba. O quizá se nos haya olvidado que de la tierra se come. Bajo las arracimadas peras observo que los membrillos apuntan buena cosecha, pronto habrá melocotones y será año de mucha uva. Quizá fuese una suerte que nadie quisiera este rincón.