Final con sentimiento agridulce

La aparición de la lluvia obligó a la suspensión y recortar los recorridos procesionales

21 abr 2019 / 16:02 H.

Hoy se cierra la semana de pasión villanovense donde a partir de las diez de la mañana saldrá de la parroquia San Andrés la imagen de Cristo Resucitado. Momentos después se le une al cortejo desde la iglesia del convento de Santa Ana la Virgen del Rosario. Esta ha sido una semana un poco agridulce por las inclemencias meteorológicas que han impedido o al menos recortado los recorridos de las diferentes hermandades.

El Domingo de Ramos, La Borriquilla se pudo lucir y realizar todo su recorrido, incluido su paso por la remodelada calle Ramón Millán. El martes Santo, el Rescatado saló desde el Santuario de la Fuensanta y recorría varias calles del Barrio del Camino Viejo, realizando igualmente todo su recorrido procesional. El miércoles Santo, el vía crucis de la Juventud también salió con normalidad.

Llega la lluvia. Sin embargo, en la jornada del jueves Santo, las inclemencias meteorológicas, se registraron más de treinta litros de agua por metro cúbico durante todo el día, lo que impidió que los Pasos de Jesús del Prendimiento y María Santísima de la Encarnación salieran del templo ante el desánimo de costaleros y cofrades. Por su parte, el Viernes Santo se inició sin complicaciones con la salida en la madrugada de Jesús Nazareno, más tarde salieron a su encuentro, en la Plaza Mayor, la Virgen de los Dolores, La Verónica y San Juan y pudieron completar su recorrido sin complicaciones.

Ya por la tarde la cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración y María Santísima de la Amargura, dejaron el templo de San Andrés, aunque tuvieron que acortar su recorrido y volver pronto al templo, ante la amenaza de lluvia que luego no llegó. Por la noche, la cofradías del Santo Entierro, desde Santa Ana y la Soledad desde san Andrés, hicieron un pequeño recorrido para llevar a cabo un encuentro a las puertas de la Parroquia de San Andrés y ante los pronósticos que amenazaban lluvia pronto volvieron a sus respectivos templos.

Por tanto, esta ha sido una semana agridulce a pesar de ser muy esperada por los cofrades de las diferentes hermandades. Pero la aparición de la lluvia, por otro lado, era más que necesaria. La semana grande de los villanovenses de deslució y no pudo tener el esplendor y la religiosidad de años anteriores.