La mirada inocente del futuro

Jornada de mercadillo en Torredelcampo que, además, acaba de estrenar una nueva localización. Son muchos los vecinos que se acercan para hacer sus compras diarias y adquirir alguna que otra prenda para ellos o los suyos. Entre la multitud se pasea la alcaldesa, Paqui Medina, que casi no puede andar unos pasos sin que algún vecino la reclame.

Algunos la felicitan por el nuevo lugar elegido para el mercado, otros le recuerdan alguna petición, y la mayoría la trata con el cariño que ella también le brinda. Entre tanto, algunos se interesan por el autobús de Diario JAÉN que vieron por las inmediaciones.

Entonces, Medina comparte con ellos la iniciativa del periódico, junto con la Diputación, de hacer un repaso por las últimas cuatro décadas de historia del municipio y, a partir de ese momento, las historias no paran de sucederse. Unos que si sus vidas nada tienen que ver con las de finales de los 70, otros que si el pueblo parece un lugar distinto, y todos ello, coinciden en que el balance es más que positivo porque ahora se vive mucho mejor. Eso sí, son un municipio ansioso en busca siempre de mejoras, por lo que no tienen duda de que los próximos años habrá nuevos retos por cumplir y ya tienen alguna que otra idea que proponer para que Medina medite y, junto con el resto de administraciones, la conviertan en realidad.

En Villargordo se respira vida desde bien temprano. Las calles se llenan de pequeños que cargan sus mochilas, acompañados de padres que supervisan cada detalle para que la jornada escolar de los suyos sea provechosa y no se extravíe ningún desayuno, así como de profesores que se preparan para dar lo mejor de sí en las aulas. También hay trabajadores que adecentan las calles para que al municipio no le falte un detalle y, entre el ir y venir de vecinos, aparece el alcalde, Sebastián López, que se para a saludar a unos y a otros con la mejor de sus sonrisas.

Los escucha atentamente y los invita a participar en la iniciativa de Diario JAÉN, junto con la Diputación, para repasar los cuarenta años de democracia en los que Villargordo ha sabido encontrar su mejor versión. Cada uno comparte algún recuerdo de antaño, de cuando el municipio presentaba un aspecto bien distinto al de ahora, y los más pequeños se encargan de hacer preguntas sobre aquellos lugares que observan pero que no reconocen aunque les aseguren que se trata de su propio pueblo. La imagen que forman todos juntos es la de un pueblo unido que avanza en armonía y con un mismo objetivo, conformar una sociedad con un cálido presente y un prometedor futuro que depende de esos cuatrocientos jóvenes que acuden al colegio a aprender, entre otras cosas, todo lo que trajo a su tierra la democracia.