Un pellizco en el pecho cada vez que llega el mes de enero

Los vecinos del municipio disfrutan de la procesión de San Antón, que cierra las actividades celebradas en su honor

18 ene 2019 / 12:02 H.

Dos imponentes cipreses flanquean la entrada al templo de la Inmaculada Concepción, coronado por tres grandes campanas que, con su repique, se hacen eco de la salida en procesión de San Antón, un desfile que pone punto final a las celebraciones en honor del patrón en el municipio.

Hasta San Antón, pascuas son. Bien lo saben los arquilleros, que aún con la resaca de las fiestas de Navidad, acaban de culminar las actividades en honor del patrón de los animales. Con los adornos de la pascua aún en algunas de sus calles, San Antón se abrió paso y salió de la iglesia entre vítores, vivas y aplausos. El paso dejó el templo ante la atenta mirada de los centenares de fieles, que con la misma alegría de todos los años, se agolpaban a las puertas de la iglesia para ver salir al santo, que aupado por un grupo de al menos una decena de anderos, lució por las calles de Arquillos. No fueron pocos los vecinos que, junto a San Antón, recorrieron Arquillos de este a oeste. Acompañaron al patrón en su desfile por el pueblo. Del mismo modo que la comitiva, compuesta por autoridades, la banda musical y la Hermandad de Antiguos Caballeros y Damas Legionarios de la ciudad vecina de Linares, unos invitados de lujo que, al igual que otros representantes de la cofradía local, exhibieron su fe por el santo patrón arquillero.

No faltó a la cita el himno de España, interpretado de manera magistral por los componentes de la banda, que puso la guinda que faltaba a una salida triunfal del templo. Un ambiente perfecto al que no le faltó un detalle para vivir con gracia y emoción una de las citas más esperadas en el pueblo.

Con tres candelabros por cada una de las esquinas del paso —bien adornado con flores blancas, rosas y violetas— y que se prendieron cuando el sol empezó a ocultar sus rayos en el horizonte, San Antón despertó sentimientos, allá por cada rincón donde pasó, entre los más fieles vecinos, que despiden los actos en honor del patrón hasta el año que viene, cuando volverán a disfrutar con las mismas ganas.

Ahora dicen adiós a San Antón los arquilleros. Eso sí, con la mirada puesta en el inicio de 2020, cuando el patrón de todos los animales volverá a la calle y, con él, la alegría de un pueblo unido por el sentimiento al santo.

Abuelos, padres, hijos y bebés en sus carritos, pero todos bien abrigados. Nadie quiso perderse una de las procesiones que más fama tienen no solo en Arquillos, sino en el resto de la comarca de El Condado. Prácticamente todo el municipio acudió para ver de cerca a San Antón. Con móviles y cámaras en la mano guardaron un precioso recuerdo de la procesión de este año, que Diario JAÉN se encargó de materializar en forma de camiseta. De esta manera, los arquilleros consiguieron, junto a su ejemplar de periódico, una camiseta del patrón, para hacer más especiales, si cabe, las celebraciones en honor del santo.

Así, el periódico de referencia en la provincia pone de relieve su estrecho compromiso con Jaén y las costumbres de la provincia. Como no puede ser de otra forma la fe popular es un instrumento que la vertebra a la perfección y que es seña de la historia de Jaén.

En definitiva, Arquillos entero vivió ayer un desfile único que, entre otras calles, discurrió por la Avenida de Andalucía, Nueva, San Joaquín, Jaén, Álvarez Quintero, Goya, plaza de la Constitución, Juan Ramón Jiménez, Príncipe de Asturias, Andrés Toledo, plaza del Condado e incluso por la propia calle dedicada al patrón. Una vez regresó la imagen a la plaza de la iglesia, la banda entonó uno de los pasodobles más conocidos en el municipio. “Arquillos” emocionó en cada una de sus notas. Tras la gran interpretación, los miembros de la banda entonaron el himno de España, que puso el sonido al regreso del paso, ya con las velas encendidas, al templo. La decena de anderos levantó a pulso al santo, que no podía estar más cerca del firmamento, repleto de estrellas, y siguieron el ritmo de la música para conferir, si es que era posible, más sentimiento al ya de por sí emotivo momento. Una fiesta religiosa que se va, pero que queda grabada a fuego tanto en el corazón como en lo más hondo de las almas de los arquilleros, que fervorosos, se congregaron otra vez a las puertas de la iglesia para ver cómo su patrón regresaba a casa.