Noche de silencio y recogimiento

Cientos de devotos acompañan al Cristo de la Noche Oscura en su vía crucis

17 abr 2019 / 11:41 H.

Los ubetenses tienen dos citas en la noche del Martes Santo. La primera fue la protagonizada por la Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestra Madre y Señora de las Lágrimas y San Nicolás de Bari, la más joven de la ciudad, pero que ha logrado hacerse un importante hueco dentro del ambiente cofrade, pues son muchas las iniciativas que impulsan, sobre todo, dirigidas a los más jóvenes, a la par que participan en distintas actividades lúdico-culturales promovidas por la Administración local u otros colectivos.

Así, pasadas las nueve de la noche, las puertas del templo de la Santísima Trinidad se abrían para que comenzaran a salir los hermanos de Las Lágrimas, tras la Cruz de Guía de la cofradía. Mientras, las farolas de la Corredera de San Fernando y calles aledañas se apagaban, una oscuridad que aporta más belleza si cabe a la titular de la cofradía, que desde el año pasado está acompañada por las imágenes de San Juan Evangelista y Santa María Magdalena. Esta hermandad este año cuenta con el acompañamiento musical de la Sociedad Filarmónica de Nuestra Señora de Gracia. Asimismo, como cada año, Las Lágrimas realizó estación de penitencia en San Nicolás. Y mientras esta procesionaba por las calles del casco antiguo ubetense, la cofradía penitencial del Cristo de la Noche Oscura salía, en torno a las diez y media de la noche, de la imponente Basílica Menor de Santa María de los Reales Alcázares, única hermandad de la Ciudad Patrimonial que cada año cambia el templo de salida para recorrer todos los barrios de Úbeda.

Previamente al vía crucis, los hermanos de la Noche Oscura celebraron en Santa María su fiesta principal, presidida por el reverendo Antonio Rodríguez. Una vez acabada la eucaristía, se abrieron las puertas del templo para hacer enmudecer a la plaza Vázquez de Molina, pues si algo caracteriza a esta cofradía es el silencio y la solemnidad, que solo rompe el báculo del capataz, que golpea el suelo para marcar el paso del Cristo sobre las andas. Un noche de Martes Santo para el recogimiento.