Pontones dice adiós a una cita concurrida

La organización subraya la buena acogida para la sexta edición del Mercado Medieval

15 oct 2018 / 11:56 H.

Miguel Cuadros, presidente de la Asociación Cultural Pontones Cuna del Segura, está más que satisfecho con el desarrollo de la sexta edición del Mercado Medieval de la aldea serrana. Califica de “éxito asombroso” el resultado de la edición de este año, la sexta, que se celebró entre el viernes y ayer. Como principal novedad subrayó la “apertura espectacular”, con la presencia de caballos y de personas que representaban a reyes y al poeta del siglo XV Jorge Manrique, muy vinculado a la comarca de la Sierra de Segura.

En opinión del responsable de la actividad, en la que también colaboran el Ayuntamiento de Santiago-Pontones y negocios de la zona, la propuesta sobresale por elementos diferenciadores como la utilización de trajes “auténticos” y la exigencia para los artesanos que se instalan, que deben demostrar en vivo que son capaces de elaborar los productos que comercializan. Por otra parte, valora los talleres, algunos tan curiosos como el preparación de vino de ortiga.

A lo largo de las tres jornadas, la Plaza de la Verbena estuvo repleta de público procedente de la aldea y otros puntos de la comarca segureña. Los dos primeros días destacaron por el buen tiempo, que, junto con la coincidencia con el puente, ayudaron a que hubiera mucha afluencia de público.

La programación de la última jornada se abrió a las once de la mañana con la apertura de los puestos. El grupo Makizandú animó el ambiente con su música. Desde mediodía, niños y adultos aprendieron en el taller de alfarería. La clausura llegó, al filo de las tres de la tarde, con el fallo del concurso de disfraces.

En cuanto al resto de los días, las propuestas fueron variadas. Hubo narraciones, talleres, espectáculos de animación, representaciones teatrales, danza oriental y escenificaciones de un aquelarre y una queimada.

Como consecuencia de la iniciativa cultural y de recreación histórica, diferentes establecimientos de la zona se beneficiaron de la afluencia de visitantes. En particular lo hicieron los alojamientos hoteleros y de turismo rural de la zona y bares y restaurantes. El Mercado Medieval se convirtió en un escaparate desde el que difundir la riqueza de la zona, tanto desde el punto de vista medioambiental como gastronómico e histórico. La organización espera trabajar en la misma línea en futuras ediciones para conseguir que el número de participantes en la celebración vaya a más.