“No hemos remontado”

Juan Bravo lamenta los daños de la crisis en su pueblo, incluso “urbanísticos”

13 feb 2019 / 16:37 H.

Pese a la diferencia de signo político entre los alcaldes de Mengíbar, Martos y Mancha Real, al alcalde de la Ciudad de la Torre, Juan Bravo Sosa, no se le cayeron los anillos a la hora de reconocer que, en muchos aspectos, compartían opinión, principalmente con la regidora mancharrealeña, en cuanto al cambio experimentado por los pueblos y las comarcas jiennenses desde 1979 hasta hoy: “Los avances en la conquista de libertades y derechos, en la posibilidad de elegir a nuestros gobernantes, así como en los campos de la sanidad, el bienestar social o el empleo son evidentes”, aseguró. Sin embargo, Bravo aportó matices singulares para los mengibareños: “Hemos evolucionado profundamente a todos los niveles, como en servicios, por ejemplo, pero hay que valorar las inversiones recibidas y las infraestructuras creadas, que han mejorado mucho la vida de los vecinos, entre ellas en los ámbitos del deporte o la educación”, aseveró, para añadir: “Mengíbar ha crecido industrialmente con empresas como Migasa, la Papelera Smurfit y Geolit, que en algunos casos vienen de antes pero que, con la democracia, han logrado consolidarse”, celebró.

Hubo tiempo, igualmente, para lamentar el “zarpazo de la crisis”, que según el alcalde mengibareño, azotó mucho a su municipio, hasta el punto de resentirte todavía de aquel periodo: “No hemos remontado, Mengíbar se basaba en la construcción, que en 2007 suponía el 20 por ciento del producto interior bruto local, pero al caer el sector dejó mucho paro, que se ha convertido en estructural”, lamentó Bravo. No en vano, recordó, “no solo cayeron constructoras, sino que estas tiraron también de almacenes, caldererías y otros negocios”. Incluso el urbanismo municipal se duele aún de los efectos de la recesión, que ha dejado “barrios fantasmas de pisos vacíos e incluso sin terminar de construir” que condicionan la redacción del PGOU: “Nos cuesta ordenar y adecuar la ciudad”.

Una situación que, afortunadamente —reconoció el alcalde—, “ha cambiado en los últimos años gracias al trabajo de las empresas que ya estaban implantadas en el pueblo —entre ellas Áridos Mengíbar—” y de otras posteriores: “Se han abierto sectores como el agroalimentario, han llegado centros de investigación, laboratorios, que ayudan a diversificar la economía mengibareña”, aplaude el alcalde.

Un dirigente está satisfecho de que su territorio no padezca “el mal de la despoblación”, acaso por la cercanía con la capital y —dijo— “porque a la gente le gusta vivir en Mengíbar, que ofrece servicios, infraestructuras educativas, de sanidad, deportivas, culturales, de ocio...”. “La vivienda también, que en la última promoción ofreció pisos por veintisiete mil euros con tres dormitorios y a la entrada del municipio”. Se quejó Bravo, eso sí, de que el Padrón mengibareño, por aquello de andar muy cerca de los diez mil habitantes pero sin alcanzarlos, sufra “pérdidas respecto a otros pueblos y no pueda optar a la Patrica o a fondos provinciales de obras y planes de apoyo de la Diputación Provincial: “El PFEA nos da 135.000 euros, y en eso estamos bastante por debajo de municipios muy parecidos al nuestro”, concluyó.