Un calvario con el anticonceptivo

Mujeres cuentan los efectos secundarios de un implante puesto en el hospital

04 dic 2018 / 11:52 H.

El programa “Investigación” de LaSexta, en su capítulo “Informe Implante”, mostraba al mundo, a través varios testimonios, los efectos secundarios que, durante años, provocaron los implantes denominados Essure. Se trata de un método anticonceptivo permanente, sin hormonas, basado en la inserción de un dispositivo intratubárico sin incisiones quirúrgicas, a través de la vagina de la mujer.

O, dicho de otro modo, Essure es una especie de muelle que bloquea las trompas de Falopio y que se dejó de comercializar en España en 2017 debido a las graves secuelas que ocasionó a muchas mujeres. En Mancha Real se conocen más de cinco casos de afectadas por este implante.

Inmaculada Beas Morales y Juana María Araque García cuentan “el calvario” sufrido desde que se colocaron este implante y esperan que con sus testimonios, además de ayudar a otras afectadas, les den fuerzas para plantarle cara a un problema que son muchas las mujeres que lo padecen en el silencio de su entorno.

Inmaculada Beas comenzó su calvario en 2014, cuando fue a planificación familiar del Hospital de Jaén a informarse sobre la ligadura de trompas. Allí le indicaron que, en vez de pasar por quirófano, era mejor la implantación de Essure, que no tenía contraindicaciones y con un 99,99% de efectividad, sin rechazos y su colocación era ambulatoria. Solo tardaría 10 minutos y de vuelta para casa. Tras mirar información sobre el implante y ver que en España no se habían producido casos de rechazo y ante tan buen panorama planteado, Beas se apuntó a la lista de espera de Essure. Comenta que, desde el minuto 1 comenzaron los problemas y las molestias para ella. La única explicación que le daban los médicos era que su cuerpo tenía que adaptarse a él.

Sufrió anemia, caída de pelo, pinchazos abdominales, dos menstruaciones al mes, urticarias, desajustes hormonales y un sinfín de problemas, que cada vez que visitaba a especialistas y donde le hicieron infinidad de pruebas tan duras como las del cáncer y de las que todas daba negativo, le decían que se estaba obsesionando. Le daban a entender a Inmaculada Beas que se estaba “volviendo loca”.

Fueron cuatro años en los que su vida y la de su familia cambió de manera radical. La afectada explica que el implante le provocó una endometriosis y que, en 2017, visitó a siete ginecólogos y todos la trataron de convencer de que no era culpa del implante. Incluso llegó a visitar a un ginecólogo de pago, el mismo que le puso el implante en la Seguridad Social y en su consulta privada le confesó que si hubiera ido desde el principio “por los dineros”, él no le habría aconsejado que se lo pusiera. Algo que le hizo a Inmaculada Beas pensar que todos estos especialistas se habían puesto de acuerdo para tapar esta situación.

La desesperación y los intensos dolores que sufría la llevaron a decidirse por quitarse el implante que, en un principio, solo se podía hacer por laparoscopia, entrando de nuevo en una lista de espera para su retirada, en la que estuvo un año. Tres meses antes de la operación, tuvo que acudir a urgencias y decidieron operarla, pero una vez en quirófano vieron que no podían llevarlo a cabo mediante laparoscopia y tuvieron que extraer el implante a través de cesárea, en donde le pusieron 15 grapas. “He parido dos hijos, de 4 kilos cada uno, de forma natural y por este implante pequeño tengo una raja que me atraviesa la barriga”, explicaba Beas. En la operación le extirparon el útero, las trompas y un ovario, porque estos muelles que componen el implante se encontraban uno en el útero y otro en un ovario. “Con 39 años destrozaron mi vida, no he podido disfrutarla con mis hijos, ha afectado a mi matrimonio y a mi trabajo”. Ahora con 41 y ya sin Essure Inmaculada Beas confiesa que su vida ha dado un cambio radical.