Sensibilidad y flamenco de la mano de Ezequiel Benítez

La Peña Flamenca El Trillo volvió a disfrutar de una noche mágica cargada de arte, flamenco y sensibilidad. El encargado de hacer de esto una realidad fue el cantaor jerezano Ezequiel Benítez. La velada comenzaba con una calurosa bienvenida para los socios y la presentación de Enrique Benítez por parte de la tesorera María del Mar Casas.

Entre los aficionados que abarrotaban El Trillo se encontraban también seguidores de las peñas flamencas El Lanchar y la Serrezuela de Jimena y Bedmar, que no quisieron perderse la actuación de este grandísimo artista.

“El día que me dejaste estaba el cielo en tinieblas y le echaste a mi corazón una cortinita negra”. De esta manera Benítez dejó palpable desde el principio de la actuación un particular desamor y desgarro que hicieron que al público se le pusieran los pelos de punta. El jerezano dejó marcado el sello de su disco Recuerdos, cuando emocionó al público que abarrotaba la sala con una brillante soleá creada por él mismo para María Bala. Puso todo el sentimiento por la jerezana a la que circunstancias de la vida le impidieron salir de su ciudad a cantar y haberse prodigado mucho más dentro del flamenco.

Luego continuó su actuación por alegrías, mostrando su exquisito gusto cantándolas e impregnando cada letra con su sello particular. El artista vio cómo los socios y amantes del flamenco de la Peña El Trillo disfrutaban con su cante y se alegró al ver como el público se ponía en pie al concluir cada una de sus interpretaciones. Hecho que llena de orgullo y satisfacción a cualquier artista.

Poniendo mucho sentimiento y con un arte que solo él sabe expresar cantó unos fandangos que estremecieron a los allí presentes: “La otra noche soñé que mi hermano me llamaba, vino a buscarme a mi cama y a besos le comí la cara”. Como no podía ser menos, el jerezano quiso cerrar de una manera apoteósica su actuación en Mancha Real, arrancándose por unas bulerías que pusieron en pie al público asistente.