La Virgen de la Consolación se reencuentra con sus fieles de Castellar

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En Castellar, si hay una festividad que marca la vida de sus habitantes es la dedicada a la Santísima Virgen de Consolación. Los castellariegos muestran el fervor que sienten hasta la patrona durante todo el año, pero es cada 3 de mayo cuando se produce una gran exaltación de este sentimiento. La jornada comenzaba con la salida de romeros, carrozas y caballistas hacia el Santuario de Consolación. Allí los esperaba la patrona para recibirlos con los brazos abiertos, antes de partir por la tarde en romería hasta el municipio. Antes de partir de la romería, se llevaba a cabo la tradicional recogida de bandera por la carroza ganadora de la comitiva que, como de costumbre, portaba la insignia de la Virgen de la Consolación. A su llegada a la Cruz de Piedra, se producía uno de los momentos más emotivos de la romería. El pueblo se vuelca completamente para recibir a su querida patrona, entre aplausos y alabanzas. Acompañada a partir de este punto por la banda de música municipal, era recibida en la Plaza del Ayuntamiento por el párroco Juan Carlos García. De aquí, el cortejo romero se dirigía hasta la Parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación, donde permanecerá para veneración de los castellariegos hasta el 29 de septiembre.

“Nuestros padres ya nos faltan pero a pesar de ello nosotros seguimos abriendo la casa para recibir a la Virgen durante todos los años”, expresaba Gabriel Fajardo Patón. Asimismo, Juana Ríos Soriano decía: “Es lo más grande, es la madre del pueblo. El momento de la llegada de la imagen a la Cruz de Piedra es el más emotivo sin duda”. Además, Marina Gómez Mora comentaba: “Hay mucha devoción, yo lo he vivido desde que era pequeña e intento inculcárselo también a mis nietos desde que nacieron”. “Soy de Santisteban del Puerto y le tengo mucho cariño a la Virgen de la Consolación, considero que es una romería muy bonita”, aseguraba Ana María Perea Soler.