La unidad de todo un pueblo

San Antón reúne a los vecinos en un gran ambiente alrededor del fuego

18 ene 2019 / 12:02 H.

En el corazón de las montañas de Segura se alza una pequeña aldea de Beas de Segura con una personalidad arrolladora y unos vecinos que abren las puertas de su casa a cualquier visitante con buena intención. Cañada Catena es una preciosa puerta de entrada a la Sierra de Segura y se encuentra rodeada por los primeros bosques de pino negral contrastando este con el ordenado paisaje del olivar que también está presente en sus alrededores. Resulta sobrecogedor ver cómo, durante el trayecto en carretera desde Beas, el mar de olivos se abre hacia los altos bosques.

Pese a que su economía se basa desde que los más mayores tienen memoria en el aceite de oliva, el nombre de “Cañada” le viene por el uso de su valle en la transhumancia de ganado en otras épocas, cuando los rebaños iban y venían de la sierra al llano. Actualmente las familias que quedan en el pueblo viven exclusivamente de la agricultura. Y es que la población se ha reducido drásticamente debido a la fuerte migración. Aunque la comarca de Segura es una de las regiones que más se ha mantenido en cuanto a demografía, actualmente existen menos de un centenar de personas censadas y que viven diariamente en la aldea. Sin embargo, la exquisita oferta turística y las grandes casas rurales de la zona triplican este número en los meses estivales.

San Antón siempre ha sido un santo de mucha devoción en Cañada Catena, ya que como protector de los animales ha preservado de todo mal al cerdo que cada familia criaba para su sustento. Si por enfermedad u otro motivo, el cerdo moría, la familia se enfrentaba a un año de estrecheces y penurias. Asimismo, la costumbre dictaba el donar un cerdo para que se criara suelto por el pueblo, que posteriormente se rifaba entre los vecinos al año siguiente. Este recibía el nombre de “gorrino de San Antón”. Julián “El Serrano” es conocido por haber contribuido a esta costumbre y, actualmente, es el encargado de mantener viva esta festividad en la pedanía.

El santo de los animales es el copatrón de Cañada Catena, siempre presente en las oraciones de los vecinos junto a la que es considerada la madre de la aldea. El día 8 de septiembre se celebran las fiestas en honor de su patrona, Nuestra Señora de las Maravillas, acontecimiento que convoca a todos los “cañacateneros” repartidos por todo el país para rendirle homenaje.

El contexto de estos días hizo menguar la asistencia a la jornada de convivencia que supone la fiesta de San Antón. Al caer este año en jueves, con unas condiciones meteorológicas inmejorables para esta época, muchos de los vecinos tuvieron que cumplir con su jornada laboral en el campo. En la víspera de la fiesta, otros tantos se reunieron en torno a la gran hoguera encendida a las puertas de la iglesia.

Ya en la mañana del jueves, a las 12:00 horas, los que no se fueron al tajo acudieron en comunidad a la eucaristía en honor del patrón. Las pequeñas dimensiones del templo embellecen todavía más la estampa del altar y un retablo presidido por la Virgen de las Maravillas. El párroco, durante la homilía, se mostró completamente cercano al pueblo de Cañada Catena, hablando a la altura de las primeras filas de bancadas.

Al término de la eucaristía, cuatro vecinos portaron la imagen de San Antón en sus hombros y todos los presentes lo acompañaron en lo que ellos mismos definieron como un paseo de su patrón por las calles de la aldea. Entre vítores y alegría, el santo se fundió con el paisaje antes de volver a su templo. Acto seguido, todos los vecinos se volvieron a reunir junto al fuego para disfrutar de una comida de convivencia con mesas repletas de aperitivos y bebidas en plena calle, cortesía de Julián Martínez y la colaboración de todos.