La Reina del Olivar prefiere dar agua para sus aceitunas

La procesión de la Virgen de la Fuensanta se suspende por la lluvia y el culto se traslada al interior del templo

09 sep 2018 / 11:42 H.

Ni se recordaba el tiempo que hacía que la Virgen de la Fuensanta se quedaba sin procesionar un 8 de septiembre. “Ella lo ha querido así. Es voluntad del cielo. No podemos hacer otra cosa”, decía el presidente de su cofradía, José Labrador Medina. La lluvia hizo que la patrona no procesionara por Villanueva del Arzobispo, pero el fervor de sus fieles se mantuvo como siempre. Y esta vez, se trasladó al interior del templo. Desde las diez de la mañana, una riada humana se dirigió por las calles del municipio en dirección al templo. Se vieron a muchas mujeres vestidas de flamencas. También a muchos mayores que no querían perderse la cita con la Virgen. A las once comenzó la eucaristía, que fue concelebrada y estuvo presidida por Fernando Chica Arellano, observador permanente de la Santa Sede ante la ONU. Los párrocos de Villanueva del Arzobispo, Bartolomé López, y el de Villacarrillo, Andrés Nájera, también participaron en esta multitudinaria eucaristía.

A la Virgen de la Fuensanta la llaman “la Reina del Olivar”, ya que se considera que es la protectora del cultivo de las cuatro villas: Villanueva del Arzobispo, Villacarrillo, Sorihuela e Iznatoraf. Por eso, hubo decenas de fieles de estos municipios en los que ejerce como patrona. Estuvo la alcaldesa de Villanueva, Isabel Nogueras, y la teniente de alcalde de Villacarillo, Soledad Aranda, entre otras autoridades.

Fernando Chica Arellano centró su homilía en el mensaje de que Dios se fija en las cosas más pequeñas y que puedan parecer insignificantes. Puso como ejemplo que nació en Belén, en un claro guiño para destacar la importancia de los municipios rurales. También dijo que la Virgen de la Fuensanta trae a Dios en sus manos, por lo que pidió manos abiertas para construir y colaborar. Chica Arellano pidió a los fieles que transmitieran un mensaje de novedad y alegría en un mundo marcado por la volatilidad y hasta por las apariencias que, en ocasiones, luego no son lo que parecen.

El Coro Parroquial de San Andrés fue el encargado de poner música a la liturgia religiosa con canciones que emocionaron a muchos de los presentes y que dieron una nota señorial a una celebración sencilla y, a la vez, muy intensa. Después de la misma, llegó el momento más duro. Nadie esperaba que la Virgen de la Fuensanta no saliera en procesión el 8 de septiembre. Y así fue. Prefirió regar sus campos. Los músicos ya estaban en la puerta esperándola, al igual que decenas de fieles que se mostraron deseosos de verla cruzar la puerta de su santuario para encontrarse con los jiennenses que viven en estas cuatro villas.

No obstante, el fervor se trasladó al interior. Allí se le rezó con los sones de la Agrupación Musical Villanovense, y hasta hizo la jota de Villanueva, que fue muy aplaudida. En cambio, la lluvia hizo que la procesión, que se esperaba multitudinaria, no se hiciera. “Así lo ha querido la Virgen”, decían los vecinos. Seguro que ya sabe que la cosecha viene buena y el agua hará mucho bien. “Está claro que la Virgen, en el día de su nacimiento, ha querido regalar la lluvia para que reverdezcan las cuatro villas que están bajo su patrocinio”, dijo el sacerdote desde el altar mayor. Además, la meteorología hizo que el entorno del santuario tuviera menos público del esperado.