El día más “mágico” del año

San Isidro recibe el amor de los suyos en la última jornada de las fiestas

16 may 2018 / 08:32 H.

El día grande de La Ropera, en honor de San Isidro Labrador, sacó lo mejor de su gente. Pueblo de colonización, los vecinos de esta pedanía de Andújar celebraron al protector de los campos, a su santo patrón, unidos, con la fe a flor de labio (“¡Viva San Isidro!”, exclamaban una y otra vez,) y muchísima unión.

Convivencia y autenticidad se respiraron en su tradicional comida de colonos, que reunió a un buen número de habitantes del lugar a los que acompañaron hijos de los colonizadores y, también, personas de los alrededores, que saben cuánto bueno atesora esta aldea y “se apuntan” a la fiesta, donde la paella y mucho más saciaron a propios y foráneos.

Incluso el alcalde de Andújar, Francisco Huertas, y miembros de la Corporación Municipal iliturgitana se sentaron a la mesa, donde el regidor pedáneo, Miguel Rodríguez Laguna, actuó como un perfecto anfitrión en nombre de La Ropera. La conversación, las ganas de pasarlo bien y la camaradería protagonizaron unos momentos inolvidables, de esos que gusta vivir y se esperan año tras año. Eso sí, acaso porque la jornada no era festiva oficialmente, el alcalde constató “menos presencia que otros años”. Por lo demás, todo salió, literalmente, a pedir de boca, y nadie que pasó por allí quedó con hambre.

Por la tarde, la cita con la devoción en La Ropera comenzó con la eucaristía oficiada en la iglesia parroquial de San Isidro, a cargo del sacerdote Manuel Rus, que es también el párroco de Santo Tomé. Fue un precioso prólogo religiosa para lo que vendría después, para una procesión tan sencilla y encantadora que daba gusto meterse en sus filas y dejar que pasara el tiempo sin prisa.

Por las coquetas calles de La Ropera caminó, a hombros de los suyos, de sus devotos, la imagen del santo madrileño, que, una vez más, desde la Avenida del Jándula, ungió los campos y el horizonte de bendiciones, sembró sentimiento. ¡Cuánta emoción, qué entrañable verlo en el paisaje que él mismo prefiere! Fue, como tantas veces, ese instante de cartel en que los teléfonos móviles no dieron abasto para inmortalizar, con sus cámaras, lo que allí se vivió.

No menos hermoso era seguir a la patrona, la Virgen del Campo, que acompañó al santo patrón en su itinerario. Un camino al que le pusieron música miembros de la banda Pedro Morales de Lopera, que se lucieron con un repertorio amplio, de corte procesional, pero que destiló alegría a raudales.

El capítulo religioso concluyó al encerrarse el cortejo, remolón hasta el extremo, como si no quisiera terminar nunca. Lo mismo que la fiesta, una cita que los trucos del Mago Miguel y un espectáculo pirotécnico abrocharon de la mejor manera, con muchas ganas de San Isidro 2019.