Consternación en Villanueva por el crimen de Castellón

El parricida es del municipio, pero emigró en busca de trabajo fuera

27 sep 2018 / 12:02 H.

En Villanueva del Arzobispo estamos consternados e indignados por el crimen tan atroz que ha cometido una persona, que es natural de aquí y a quien conocemos porque, aunque llevaba mucho tiempo fuera, venía todos los años. Ha sido horroroso”, comenta Juan, un villanovense que conoce desde la infancia a Ricardo Carrascosa García, el parricida de Castellón. “Este verano nos vimos por la calle y nos saludamos, porque nos conocíamos desde siempre. De hecho, en este pueblo, de 8.600 habitantes, nos conocemos todo el mundo. Él vino con sus hijas, que en gloria estén, a pasar unos días. La mujer no venía por aquí, al menos que yo sepa”. Juan, que dadas las circunstancias no quiere hacer público su apellido, explica que Ricardo Carrascosa era el menor de cinco hermanos, cuatro varones y una mujer.

Otro vecino, que tampoco tiene interés en dar su nombre por la tristeza que se ha instalado en el municipio, explica: “Yo estaba viendo las noticias y cuando dieron la del crimen de Castellón, de que un padre había matado a sus dos hijas pequeñas, pensé que era un horror. ‘Otro vil crimen para la estadística’, comenté. Pero cuando pusieron su fotografía, dije: ‘A este lo conozco. Es el hijo de Mariví”. También indica: “Ricardo era miembro de una familia muy conocida de Villanueva del Arzobispo. Su madre es María Victoria García Navarro, que estaba viuda desde hace años y fue concejal de Servicios Sociales del PP hace tres legislaturas, cuando el gobierno de coalición en el que fue alcalde el independiente Pedro Medina. Mariví, que es como se la conoce aquí, tenía una mercería en la Plaza Mayor, en el centro de Villanueva. Hoy lo que corre por el pueblo es que este execrable crimen ha sido un mazazo para todos, pero también para su madre y abuela de las niñas, que ya está mayor, y para toda su familia”.

Los vecinos recuerdan que Ricardo Carrascosa estudió Bachillerato en el instituto de Villacarrillo. Cuando terminó de formarse, como no encontró empleo en Villanueva, se marchó a Castellón y se puso a trabajar de azulejero, aunque también tocó otras profesiones. La última vez que estuvo en Villanueva, Ricardo Carrascosa García explicó a algunos de sus conocidos que llevaba un tiempo parado y que vivía en Castellón con sus dos hijas.

Desde hacía cosa de un año el matrimonio ya no convivía junto. Itziar, la esposa, había pedido la separación y se instaló en una calle próxima para estar cerca de sus hijas. La mujer había estudiado Psicología y trabajaba en un centro como educadora social.

niñas. La mayor de las hijas, Nerea, hubiera cumplido 7 años el próximo mes de noviembre. La más pequeña, Martina, solo tenía 3 años, aunque hay quien dice que 4. Ambas murieron acuchilladas por su padre, en su domicilio, un sexto piso de la calle Río Adra, de Castellón. Tras cometer tan execrable asesinato, Ricardo Carrascosa se arrojó al vacío y se mató. Un vecino del inmueble, que regresaba de trabajar a las cinco y media de la mañana, vio el cuerpo sin vida y avisó a la Policía. Cuando llegaron los agentes, preguntaron sobre la identidad del muerto y algunos vecinos, que lo reconocieron, dijeron que vivía en un piso de la sexta planta con sus dos hijas pequeñas. Para entrar en el piso se precisó de la ayuda de los Bomberos. El espectáculo en el interior era dantesco, de horror puro. Los cadáveres de las pequeñas estaban bañados en sangre, con signos evidentes de cuchilladas y apuñalamiento.

La esposa, Itziar, denunció en dos ocasiones haber recibido amenazas

En el Juzgado de Violencia contra la Mujer de Castellón constan dos procedimientos contra Ricardo Carrascosa García. El primero se abrió el pasado mes de enero. El juzgado recibió un parte médico de la esposa. En febrero, Itziar volvió a denunciar a su marido por amenazas, en el Juzgado de Guardia. Dos semanas después, el Juzgado de Familia estableció el régimen de visitas y el uso de la vivienda común, en base al acuerdo que la pareja había alcanzado previamente. Por ese motivo, Ricardo Carrascosa García seguía viviendo en el que fue el domicilio familiar, e Itziar se mudó a un piso no lejos de allí, también en el centro de Castellón.

El delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Juan Carlos Fulgencio, considera “evidente” que el análisis sobre el riesgo de este caso de violencia machista “no fue el adecuado” y recalcó la necesidad de “revisar” los protocolos. Fulgencio participó ayer en el minuto de silencio junto a la Delegación del Gobierno de Castellón, para mostrar “la firme repulsa y condena” por las dos víctimas de violencia de género, las niñas asesinadas presuntamente por su padre, que luego se suicidó. En lo que va de año fueron asesinadas 36 mujeres en crímenes machistas.