Celebración que desafía a las lluvias

Numerosas personas disfrutan de la cita con el patrón del pueblo de Mágina

20 ene 2019 / 11:38 H.

Cárchel, un pequeño pueblo de Sierra Mágina, se llena de bullicio, como cada mes de enero, con motivo de sus fiestas patronales en honor de San Antón. A pesar de que la lluvia deslució la jornada principal de la celebración, el hecho de que desde hace unos años se hayan trasladado al fin de semana hizo que la afluencia de público resultara destacada.

La programación empezó el lunes con un triduo. El jueves, a mediodía, hubo procesión y misa. Mientras, el viernes, víspera de la jornada principal, destacaron las actividades vespertinas, muy intensas. Por un lado, la bendición de los animales y, por otro, el posterior encendido de una hoguera en torno a la cual se degustaron embutidos, dulces y bebidas. Ayer, a las diez y media, salió un pasacalles a cargo de la banda de música de Cárcheles. A su llegada, el templo de Nuestra Señora de los Remiedios acogió una misa oficiada por Juan Jiménez Lomas, quien vive su primera edición de San Antón como párroco local. Después de la eucaristía, el Ayuntamiento ofreció un aperitivo en la plaza. Por la tarde, la amenaza de lluvia obligó a acortar, el momento, cumbre, la procesión. Ya de noche, hubo un baile bajo la carpa.

Si las condiciones meteorológicas los permiten, los contenidos preparados concluyen hoy. Se prevén, un pasacalles, a las once y media de la mañana; una eucaristía, a la una; un desfile del patrón, a las siete de la tarde, y, por último, un baile en la carpa para poner broche de oro a la cita.

El alcalde de Cárcheles, Enrique Puñal, subraya la elevada participación de este año y las ricas tradiciones que acompañan a las fiestas de San Antón, que, junto con la Virgen del Rosario, es patrón del municipio. Aparte de los omnipresentes petardos, que acompañan con sus detonaciones la procesión y otros momentos, Puñal se refiere al bandeo de la bandera y la importancia de los hermanos, en cuyas casas invitan a vecinos y visitantes. Se degustan viandas como los sabrosos embutidos de la zona y los deliciosos dulces de Cárchel. En cuanto al aspecto más lúdico, subraya que antaño lo habitual era bailar hasta que el cuerpo aguantara, ya bien entrada la madrugada, iniciativa ahora sustituida por la música en directo en la carpa. Como referente ya desaparecido sobresalía el “marranillo de San Antón”. Se trataba de un cerdo criado en las calles por todo el pueblo que posteriormente se rifaba.