Callejuelas inundadas de devoción

El Santísimo Cristo de la Providencia procesiona por el recinto medieval

17 abr 2019 / 11:41 H.

En la noche del Martes Santo, el ambiente cofrade se concentró a las puertas de Santa María La Mayor, concretamente en la bendecida como la de “San Pedro”, en el altozano Serrano Plato, para depositar en el Santísimo Cristo de la Providencia, rezos y plegarias en su silencioso procesionar por las calles de su barrio. El Señor de la Providencia, obra del imaginero Efraín Gómez, data de 1958 y la imagen del Crucificado procesionó, en su característico paso de madera color caoba. El mismo es obra de Antonio Rodríguez Mefre y fue tallado en la misma ciudad, en los años 40.

La luz de la que el paso dispone mana de cuatro candelabros de guardabrisas, propios del mismo conjunto, y de dos jarras de orfebrería de los talleres Orovio de la Torre. Además fue exornado por claveles rojos en las jarras y paso.

Catorce estaciones, desde que saliera a las calles andujareñas entorno a las nueve y media de la noche y entrase en el templo alrededor de las 11, recordaban con su lectura la pasión y muerte de Cristo, convirtiendo la noche del Martes Santo, por plazuelas añejas, en recogimiento, silencio, oración y devoción, en torno a uno de los sagrados titulares de la Cofradía penitencial de la Esperanza. La imagen del Cristo de la Providencia, debido a su hornacina en la calle Alhóndiga, despierta gran devoción en la ciudad. Tradicionalmente, en cualquier día del año, los vecinos de Andújar, al pasar por la calle de su hornacina, se persignan en señal de respeto. Es por esto que es una de las procesiones de la Semana Santa andujareña que más fieles concentra tras su paso durante todo su recorrido de penitencia. Además, en la Basílica del Real Santuario de la Virgen de la Cabeza, Nuestro Padre Jesús Cautivo procesionó en la tarde de ayer por las calzadas del Cerro y por las principales calles de la aldea. El recorrido partía del templo alrededor de las seis de la tarde, tras la eucarística en su honor. Durante todo el itinerario, se rezó el santo vía crucis, presidido por la comunidad de padres Trinitarios y con un numeroso cortejo de mantillas.