429 defunciones más que nacimientos en las últimos veinte años

Una situación demográfica más que alarmante. El municipio de Alcalá la Real perdió en solo seis años, entre 2012 y 2018, más de un millar de habitantes, concretamente la cifra fue de 1.162. La pérdida poblacional es constante desde entonces, cuando se alcanzó el máximo de 22.870 vecinos empadronados y solo tuvo una pausa en 2017, cuando el censo ni descendió ni subió. El mínimo de 21.078 corresponde a 2018, último dato del Instituto Nacional de Estadística.

Una de las bases de este descalabro es la persistencia de un crecimiento vegetativo negativo. Dicho en román paladino, el número de bebés que nace resulta netamente inferior de las personas que fallecen. De hecho, vinieron al mundo en ese periodo 3.985 niños y murieron 4.414 alcalaínos. En este sentido, sirve de resumen la circunstancia de que en dos décadas, entre 1998 y 2017, el déficit acumulado fue de 429. Desde 2010, cuando el crecimiento vegetativo fue de 16, cada ejercicio registró déficit, en ocasiones por debajo de 50. Como ejemplo de toda la situación, en 2017 se contabilizaron 236 fallecimientos y solo 157 alumbramientos, lo que arrojó una diferencia negativa de 79.

Uno de los datos que corroboran la dinámica radica en los matrimonios. La cantidad inscrita en 2017 se cifró en 70, una cantidad sobre superior a los 62 de 2010. La pasada década la suma resultaba muy superior, con 127 contabilizados en 2006, es decir, más de tres veces por encima del guarismo correspondiente a 2017.

En cuanto a la distribución por edades, el panorama resulta desolador. En 2018 había prácticamente el mismo número de menores de cinco años —869— que de mayores de 85. El grueso de la población de Alcalá la Real se concentraba en el tramo de edad comprendido entre 40 y 60 años, con 6.490 personas en ese intervalo. Si se tomara como edad estándar de jubilación los 65 años, el municipio totalizó en 2018 4.816 personas, es decir cerca de un cuarto de los alcalaínos serían pensionistas.