Y las llamas se abrieron paso para purificar la capital del Santo Reino

Los barrios de Jaén celebran la tradición de San Antón con 28 hogueras

20 ene 2019 / 11:51 H.

La noche más mágica de Jaén. Dicen que el fuego espanta lo malo, por lo que puede que la capital haya amanecido más pura que nunca. El motivo es la celebración de una de sus tradiciones más arraigadas, las hogueras de San Antón. Aunque no exentas de polémica, la hogueras comenzaron a caldear la noche en numerosos barrios de Jaén desde la media tarde y hasta bien entrada la noche. Se realizaron todas las lumbres previstas, en total 28, según confirmó Antonio Guerrero, presidente de la Federación Ciudadanos por Jaén.

La jornada comenzó con continuas miradas al cielo porque, como si de un castigo se tratase, tras más de un mes la capital se encapotó y amenazó con descargar lluvia, y al final lo hizo, pero no lo suficiente cómo para parar a los jiennenses. Porque estos estaban dispuestos a disfrutar de una de sus costumbres más históricas y así se hizo. A partir de las ocho comenzaron a prender las hogueras, como en el caso de la organizada por la Asociación de Vecinos Unidos por la Merced, que fueron de los más puntuales. Mientras, se agolpaban muchos curiosos a su alrededor y aguardaron la llegada de las botas de vino y las rosetas, que calentaron por dentro, puesto que el fuego se encargaba de lo demás. La de la Merced, en pleno casco antiguo de Jaén, es una de las hogueras con más historia, puesto que sus habitantes cuentan con más de cincuenta años siendo fieles a esta tradición. Un poco más tarde, a eso de las ocho y media, comenzó la de San Idelfonso, una de las primeras lumbres que decidieron convertir esta costumbre en algo solidario. También allí los cientos de asistentes pudieron compartir una experiencia al calor del fuego.

En Expansión Norte hasta hubo una actuación musical mientras las llamas iluminaban la zona, aunque Corazón Flamenco, que así se llama la agrupación encargada de amenizar la noche, tuvo que parar por la lluvia, que decidió apretar a partir de las nueve y media de la noche. Los que se agolpaban alrededor del fuego no desistieron, y paraguas en mano, siguieron disfrutando del gran momento. Son solo algunos ejemplos, hay muchos más repartidos en los barrios del Santo Reino, el mismo que brilla cada mes de enero al ritmo de sus melenchones, sus canciones populares y el empeño de celebrar una tradición con sello puramente jiennense.