El sencillo placer de jugar en la calle

Las hojas que el otoño derriba se convierten en improvisados y blandísimos balones en los pies de los pequeños que, camino de una actividad extraescolar, descienden el Paseo de la Estación de la capital jiennense volcados en lo que más les gusta hacer: jugar. La estampa recuerda esos tiempos en los que era más que difícil encontrar a un niño en casa y, por el contrario, muy fácil oír a la madre que, bocadillo en mano, lo llamaba para darle la merienda. Fotografías como esta evidencian que el sencillo placer de jugar en la calle sigue vivo, aunque sea de paso.