Nuestros
agujeros negros

    21 mar 2018 / 09:08 H.

    Responda espontáneamente: ¿tres chefs españoles?, ¿tres futbolistas?, ¿tres cantantes?, incluso... ¿tres exparejas de alguien de “la farándula”?, ¿tres corruptos?, ¿tres “don-nadie” famosos?, pero... ¿dos científicos?, ¿dos investigadores?... ahora pregunte a los pequeños de su entorno. Triste. Es impensable aquí convertir en referencia a un científico o investigador como sucede, por ejemplo, con Stephen Hawking en otras latitudes, modelo social, o incluso mediático. Un pueblo que valora el esfuerzo o la competencia cooperativa frente a nuestra ley del mínimo esfuerzo, la cultura del pelotazo o el culto a la apariencia. Cuando a un médico le sale más rentable ser presentador, lo que le da acceso a atesorar 20 inmuebles, algo impensable para un galeno, o cuando un posado estival reporta más que una carrera de bióloga es que algo no estamos haciendo bien. Todavía serán multitudinarias las celebraciones de un gol o la llegada de un “tertuliano del corazón” a nuestras ciudades frente a eminencias, como Barbacid o Margarita Salas, paseando anónimos entre nosotros. Despertaremos algún día. La educación es el camino, y no solo se educa en las escuelas, lo debemos hacer como sociedad.