Recuperar nuestro casco histórico sí, pero no así

    25 abr 2024 / 09:05 H.
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    Si una cosa es cierta es que el casco antiguo de Jaén necesita ponerse en valor. Sus calles han sido testigo del paso de generaciones de jiennenses y sobre ellas se alzan edificios cuyo inmenso valor reside en ser testimonio de la historia de nuestra ciudad, y sin embargo se ha visto envuelto en el olvido y la dejadez durante décadas. La necesidad de poner en valor nuestro patrimonio es evidente, y por ello me he alegrado al recibir noticias de las últimas intervenciones que se han llevado a cabo con éxito como son la consolidación de la muralla o la recuperación de la Iglesia de San Miguel. Sin embargo, al volver a mi ciudad y pasear por la ciudad antigua me he topado con sorpresas desagradables. Acompañando a la recuperación de las ruinas de la Iglesia de San Miguel se han llevado a cabo obras de “mejora” de su entorno, que han consistido en la destrucción del empedrado tradicional que cubría las calles y plazas en torno a la Iglesia y su sustitución por un pavimento de losas y adoquines de granito completamente ajeno a la tradición constructiva de nuestra ciudad, destruyendo de este modo parte del valor patrimonial de esta zona. Lo que parece no entender nuestro Ayuntamiento es que poner en valor el patrimonio no solo consiste en recuperar edificios, sino también en preservar su contexto, y si bien las calles de nuestro casco antiguo están muy deterioradas, se debe intervenir sobre ellas con respeto y utilizando técnicas y materiales constructivos tradicionales que permitan conservar su valor histórico y cultural. Otra desafortunada intervención es la de la plaza de San Bartolomé donde se ha levantado por completo un enlosado de piedra que podría haber sido fácilmente restaurado, para sustituirlo por otro de caliza de Teruel, otro material que es completamente ajeno a nuestra tradición, además se ha instalado una fuentecilla de piedra que imitando a las que la rodean no logra más que confundir al visitante, constituyendo un falso histórico. Todo esto bajo la premisa de “mejorar” y “embellecer” la ciudad, cuando lo que realmente se está consiguiendo es emborronar su identidad convirtiendo nuestro casco antiguo en un Frankenstein incoherente e ilegible. Ya es hora de que nos demos cuenta de que Jaén no necesita más parches ni ocurrencias, sino un plan integral de puesta en valor de su casco antiguo que delimite como conjunto histórico las zonas de mayor valor patrimonial.

    JOSÉ LUIS MARTÍNEZ RUIZ / JAÉN

    Inverosímil dimisión

    Siete meses ha tardado Aharon Haliva en dimitir diciendo que se cree responsable de la “negligencia” que permitió que Hamas matara 1.200 israelíes el 7 de octubre. Dada la pobre organización de Hamas y la fama mundial del espionaje israelí, es increíble que estos no supieran mucho antes lo que iba a suceder o que no pudieran intervenir a tiempo para evitarlo casi por completo. Aquellos muertos y prisioneros israelíes y fueron la inhumana carnaza propia que ofreció Netanyahu para “justificar” ya las docenas de miles de muertes que han cometido, según el repetido mandato del celoso Yahvé de matar hasta a los niños de pecho de la “tierra prometida”, mientras el mundo que presume de civilizado e incluso democrático se lo permite con complicidad o pasividad que pagaremos muy pronto todos muy caro.

    MARTÍN SAGRERA CAPDEVILA

    No marques casillas

    No se puede amar a la vez a Dios y a las riquezas”. Mateo 6.24. Desde finales de marzo podemos ver carteles en las paradas de autobuses y vallas, escuchar cuñas publicitarias en radio o verlas en televisión, o leer uno del millón de periódicos en papel dentro de la campaña de la Iglesia Católica que, bajo el eslogan “X tantos”, pide a los y las contribuyentes que marquen la casilla de la declaración del IRPF que les adjudica el 0,7% de la cuota a sus arcas particulares. Dentro de esa campaña emplean una “publicidad específica a gestores y asesores fiscales que hacen la declaración de la renta a los contribuyentes” (según explica la propia Conferencia Episcopal). Aunque invierta 5 millones de euros en dicha campaña, le sale rentable porque, aunque el 70% de los declarantes no le hizo caso, el año pasado recaudó por ese concepto más de 300 millones. Europa Laica denunció ante el Ministerio la campaña como fraudulenta, por mentir consciente y descaradamente. Sin embargo, hay algo de verdad en sus argumentaciones, que es una “forma sencilla” de colaborar con la Iglesia Católica. Solo poner una X o dos, sin que pongas ni un euro tuyo, atribuyéndote la libertad de decidir con ese simple gesto que un porcentaje del dinero de todos vaya a las cuentas de la Iglesia. Mucho más difícil es “no poner ninguna X” cuando rellenas la declaración online porque, si lo haces así, al terminar de rellenar te salta una alarma diciendo que no la has puesto, convirtiéndose en obligatorio. Por no se sabe qué razones la Agencia Tributaria hizo oídos sordos a la advertencia de Europa Laica y a la solicitud de eliminar dicha alarma y/o restituir la tercera casilla que decía explícitamente “ninguna de las dos”. La asistencia social es una cuestión de justicia, no de caridad privada con dinero público. Independientemente de nuestras convicciones o creencias, no marquemos esas casillas.

    JOSÉ NAZ VALVERDE

    Cartas de los Lectores