Ya no quiero ser hombre

    14 mar 2018 / 09:22 H.

    De pequeña quería ser hombre, maldecía mi suerte una y otra vez por haber nacido niña. Renegaba de mi sexo, de una condición femenina que me obligaba a seguir un camino que yo sabía que no era el mío. Cuando volvía del colegio, me tenía que encargar de las tareas de la casa y odiaba la canción de los Payasos de la Tele; sí, aquella en la que una niña nunca podía jugar porque tenía mil obligaciones: barrer, fregar, planchar... Hay cosas que parecen que sucedieron hace siglos; sin embargo, a mí, que aún no llego a los cincuenta, me tocó vivir en una sociedad machista a ultranza, sin concesiones. Luché por salir adelante, por estudiar y labrarme un futuro más allá de convertirme en la esposa de alguien. No he conseguido transformarme en un hombre, ni falta que me hace; tan solo pretendo tener los mismos derechos, tan solo eso. En la manifestación del 8 de Marzo en Jaén, pude comprobar que la gente joven sigue en la lucha, y eso me alegró y me entristeció a un tiempo, pues en el siglo XXI no deberían existir desigualdades que combatir ni techos de cristal que romper.