Un punto y aparte

10 sep 2018 / 18:12 H.

Es el político jiennense que más seguidores tiene en las redes sociales. Son datos matemáticos, objetivos y exentos de la parcialidad que facilita la interpretación. Empezó su carrera pública antes de elegir estudios universitarios en una época en la que estaba permitido el ejercicio de la militancia a menores de edad. Eligió las Nuevas Generaciones del Partido Popular como segunda vivienda y, sin prisa y sin pausa, subió como la espuma. Francisco Manuel Heras Rodríguez (Jaén, 1984) llegó a ser el concejal más joven del Ayuntamiento de Jaén y, además de convertirse en uno de los ediles más fotografiados en fiestas de guardar, puede presumir de una capacidad innata para llevarse bien hasta con el enemigo más íntimo. El pregonero por antonomasia de las fiestas de los barrios más castizos de la ciudad se convierte en protagonista en el seno de un equipo de Gobierno que da los últimos coletazos de la legislatura. Renuncia al tiempo completo que le confiere su acta para escribir la crónica de una retirada a tiempo como los toreros de verdad.

El discípulo más aventajado de José Enrique Fernández de Moya marca un paréntesis en su intensa trayectoria para crecer en lo profesional y regresar con más fuerza cuando las circunstancias lo permitan. Compatibilizará su responsabilidad como concejal de Juventud y Participación Ciudadana, a tiempo parcial, con el estreno laboral en una empresa del software de la automoción que proyecta un salto importante a los países de Latinoamérica. Su desarrollado sentido de la responsabilidad obliga a este enamorado de la política a desdoblar esfuerzos y, en lo que queda de mandato, cumplir con el compromiso que adquirió con su mentor, el exalcalde de Jaén, a quien considera su verdadero padre en esto de lo público, su guía y, pase lo que pase, la persona en la que conserva una confianza ciega. Hay quienes dicen que su renuncia tiene más que ver con las cábalas que realiza el sucesor, Javier Márquez, con vistas a la configuración de su propia candidatura a la Alcaldía de Jaén. Sin embargo, de la boca de Manuel Heras jamás saldrá un vocablo que lleve a imaginar por un momento que se va porque el “Cuqui” no contará con él.

El caso es que, en plena efervescencia, da un paso atrás que resulta ininteligible para quienes hacen de la política algo más que un manual de estilo. Y eso es, precisamente, lo que le mueve a tomar una trascendental decisión que, en un contexto como el actual, tiene su punto de valentía. Son tantas vueltas las que da la vida que no hace falta agudizar el ingenio para darse cuenta de la necesidad de tener las espaldas bien cubiertas por si arrecia la tormenta. “Manolillo” para los amigos, tiene una trayectoria académico de chico “JASP” —Jo-ven, Aunque Sobradamente Preparado—, pero le falta la “pata” laboral para garantizar el pan y el vino. O las habichuelas. Según se tercie.

Licenciado en Administración y Dirección de Empresas, Máster en Tributación y Asesoría Fiscal y con cinco asignaturas pendientes para terminar Derecho, no hay que poner un pero a un currículum logrado a base de encajar con esfuerzo trabajo y estudios. Si por algo conocen al concejal de Juventud en el Mercado de Mayoristas no es, precisamente, por la responsabilidad que le confiere su acta, sino porque en él trabajó desde pequeño para arrimar el hombro en la consabida carga familiar con heredados madrugones de vértigo. Dicen que hay trenes que pasan una sola vez en la vida y, en este sentido, algo parecido le ha debido pasar a Manuel Heras para registrar una media liberación en forma de aviso a navegantes. No dice adiós, es un punto y aparte ejemplarizante para las futuras generaciones.