Repita conmigo: Jaén

02 feb 2019 / 11:11 H.

El presidente de Renfe, Isaías Táboas, pasó como un tren expreso por la comisión de Fomento del Congreso de los Diputados para explicar planes e inversiones de la España asimétrica. Allí no pronunció, al menos que conste en acta, la palabra Jaén. Quizá le quepa la disculpa de que no supiera pronunciarla según la costumbre de esta nuestra tierra del ronquío. Es comprensible, a veces evitamos pronunciar una palabra extranjera si no dominamos el idioma. Ya saben la pronunciación gutural del fonema /j/, la aspiración marcando estilo, según algunos lingüistas, aunque nuestro catedrático de cabecera, Ignacio Ahumada, descarta esta explicación y la liga a esa tendencia histórica del jiennense de intercalar un gruñido —expresivo ronquido— en la conversación sobre todo cuando ante la evidencia de la situación, no se necesita demostración ni palabra alguna. Abrazamos esta teoría y gruñimos porque nos sobran los motivos. El presidente de la entidad pública empresarial Red Nacional de Ferrocarriles Españoles, nótese lo de Red Nacional, adelantó ante la concurrencia que el tren hotel Alhambra, de Granada a Barcelona, no se repondrá y que con el AVE de Granada a Barcelona ya se pueden dar con un canto en los dientes, es un decir, los granadinos. El asunto es que así, la parada en Jaén, en la Estación Linares-Baeza, será otro punto negro de la epidermis ferroviaria patria. Como si la cutis solo luciera bien con la lujosa y costosa crema del AVE. Estimado presidente, por lo tanto, ni canto ni dientes para la provincia de “Jaén”. /Gruñido-ronquío/. De momento, nadie sale a la palestra para explicar qué pasa, aunque quizá el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, lance un furtivo tuit, en alarde torero, para decir que ha dado “instrucciones” de poner a Jaén en el mapa ferroviario y la plaza jiennense le brindaría gustosa dos orejas y un rabo para un ulterior guiso o estofado al punto. Si consiguió que el Talgo entre Granada y Madrid parara en Linares, en victoria pírrica para el socialismo jiennense, que no podrá conseguir un ministro con posibles en la cartera.

Y es que perdemos población, puestos de trabajo, trenes a todas partes y solo nos sentimos acompañados en el Hospital, con sus tres camas por habitación, que no las vayan a quitar y perdamos así nuestra singularidad andaluza.

Pero no todo son malas noticias, porque vuelven los montes de piedad y así habrá una oportunidad de empeñar nuestro oro de pobres para financiar nuestro día a día. Los bancos están, como la izquierda y la derecha, que le pegan bocados a las piedras en busca de nuevos “nichos” o clientes. Tantas siglas y todos compran oro. Aquí, mientras el PP echa sus cuentas y se pone de acuerdo con el reparto de delegados, el alcalde, Javier Márquez, se hace un hueco en aquello del liderazgo popular, como si fuera Benzemá, saca pecho y ajusta al palo. A falta de perro para cazar se sale con el gato, que diría Mourinho. Ante la futura visita del presidente Moreno Bonilla quizá lo convenza y el tranvía se ponga en marcha “gracias a él” y, en racha de éxitos, que la cerveza “El Alcázar” volverá en virtud de la lluvia de ideas que tuvo con Heineken. Es el arte de saber venderse bien.

En Podemos, ahora, se venden muy mal, todos los días hay noticia, mientras Errejón cotiza un día como traidor y otra como socio; Carmena ya no es lo que era, según el hombre de carisma menguante Pablo Iglesias; en Jaén también echan leña al fuego purificador de su confluencia y la jiennense Mercedes Barranco dimite por carta de todos sus cargos tanto en el Consejo de coordinación andaluz, el equipo de Jaén y lo hace con esa frase que es estribillo morado en las últimas semanas: “Ya no me reconozco en la dirección que ha tomado Podemos”. Una pira donde se queman a lo bonzo una larga lista de ilustres caídos en desgracia. Así no hay quien conquiste el cielo, faltan efectivos, como en Jaén.