de magia

    28 abr 2018 / 11:05 H.

    Con el público entregado hasta los tuétanos en la incertidumbre del qué vendrá ahora, apagan las luces y el silencio se apodera del recinto. A estas alturas del espectáculo nadie, ni siquiera sus guionistas, están seguros de lo que pueda suceder en el penúltimo acto. Tampoco sabrían explicar con qué sutileza nos hemos dejado llevar a este circo. Bajo su carpa y a lo largo del tiempo han ido pasando por el escenario elefantes amaestrados que a la pata coja montaban un castellet, perritos falderos que dan saltos mortales por una tarjeta “black”, ranas rapaces, leones bizcos, hienas versadas en economía y monos contables más sabios que sus dueños. Difícil de igualar en la historia de los circos ambulantes por su dilatada experiencia y con ustedes siempre como testigos, se hace subir el telón, vuelve la luz y suena la música. Por arte de magia, con lo puesto y de puntillas pasamos del forzudo a la mujer barbuda, de la danza rusa al equilibrista y de éste al ventrílocuo y a los payasos. Todavía no terminado el espectáculo y la gente ya está haciendo cola en la taquilla para la próxima función”.