Otro verano politizado

    06 jun 2018 / 08:51 H.

    Sé que lo que toca hablar estos días es de cualquiera de las grandes cuestiones que han ido sucediéndose, precipitadamente, a nivel nacional o local, como si de un inesperado derrumbe de naipes se tratara, aunque no existiendo correlación entre ellas, necesariamente. Pero así es la actualidad, y quien se dedica al periodismo lo sabe y padece a diario. Lo mismo hay días en los que existe una densa calma noticiera, en los que los trabajadores de la información se ven obligados a hacer verdaderos juegos malabares para rellenar espacios noticieros, que de pronto se abre paso a un torrente ingente de sucesos de especial trascendencia, resultando ardua tarea la selección para su portada. Pues lo dicho, esta segunda situación es en la que nos encontramos estos últimos días, hasta tal punto que, personalmente, padezco saturación informativa de sucesos relevantes: el cambio inesperado del gobierno de España, la sorprendente visita judicial de algunos cargos políticos relacionados con nuestro Ayuntamiento, el cargante problema catalán que parece no tener fin... Y es que, aunque la meteorología se resista a ello, el calendario anuncia la llegada de la época estival, en cuyas fechas, por las cabezas del ciudadano de a pie empiezan a rondar otras ideas más frívolas, y la tentación se torna irresistible a la planificación veraniega y a la trascendental elección de si este año vamos a optar por playa, sierra, nacional o internacional. Pero una y otra y otra vez, la política se empeña en hacerse protagonista de nuestras vidas, así, hace dos veranos, por estas mismas fechas, experimentamos la distracción del merecido descanso, ocupados en las elecciones generales de junio de 2016. Por su parte, el verano pasado nos dejó claro Puigdemont que el movimiento independentista nos haría vivir un otoño repletito de acontecimientos. Lo que no adivinamos, ni en uno, ni en otro caso, fue que semejantes vaivenes se harían interminables en el tiempo y en el espacio. Y así nos encontramos, en las puertas de un verano más, en el que la intuición nos dice que, estemos donde estemos, seguiremos pendientes del panorama político y judicial.