Opuestos complementarios

    13 jun 2018 / 08:27 H.

    En este bendito país donde todos somos analistas políticos, además de seleccionadores nacionales, voy a contribuir para futuras charlas entre cuñados con algunas cuentas elementales, por aquello de la deformación profesional. Ante el cambio de gobierno, el primer número que nos encontramos indica que la legislatura se ha dividido casualmente por la mitad, siendo la primera de nuestra historia repartida entre el bipartidismo (aquí que la coalición no es factible, como en otros países de Europa). No tendría la mayor importancia si no fuera porque, para que la primera parte de la legislatura la presidiera Rajoy, fue imprescindible la participación (por abstención) de 68 diputados socialistas. Y para que Sánchez haya tomado el relevo ha sido imprescindible la participación (por omisión, o no dimisión) del partido conservador. Luego se sigue con sumas, por “cuestiones de Estado”, de los grandes bloques, por acción u omisión, como ha ocurrido en los PGE. Así los “nuevos” partidos ni podrán tomar el cielo por asalto, ni con las gafas de ver españoles, y se tendrán que conformar, pero contentos, con “Bildelberg” y los casoplones; y es que como decía Francis Bacon, “en materia de gobierno todo cambio es sospechoso”.