Nuestro deporte nacional

26 may 2018 / 10:37 H.

Se dice que estamos ante un deporte nacional cuando este es parte intrínseca de la cultura del país o del territorio al que nos refiramos. Todos pensamos en el fútbol como deporte nacional, al ser el más practicado y popular. Aquí, en Jaén, el fútbol mueve pasiones, a pesar de no tener ningún equipo en las categorías superiores. El de la capital se juega el ascenso a Segunda B después de una triste temporada por campos municipales de las provincias de Andalucía Oriental. A pesar de la gran afición, los sueños de jugar en las máximas categorías se desvanecen año tras año, principalmente desde que el Real Jaén se trasladó del añorado estadio del centro de la ciudad a un erial en la periferia, a un pseudo-estadio que, este sí, ocupa las primeras plazas en los rankings de los estadios más feos de las capitales de provincia. Simplemente acceder a él desde la carretera motiva al adversario por su parecido con la valla de una piscina municipal. Así, los aficionados a este deporte nacional se autocomplacen con besar los escudos de equipos galácticos que nada tienen que ver con nuestra tierra, y lo que es peor, jóvenes promesas aspiran a jugar en las categorías inferiores de cualquier club, menos el nuestro. Pensemos en otro deporte como “nuestro deporte nacional”. El baloncesto pues. Si pensamos en su sede en la pista central del pabellón de Las Fuentezuelas el juego se limita a botarla y lanzamientos rasos. La altura del complejo es más baja de lo reglamentado y el tiro de parábola se anula al tocar el balón en el techo. Más vergüenza local que deporte nacional. El fútbol sala. ¡Ese sí! Marea amarilla “Made in Jaén”, como nube de polen de olivo. Orgullosos del mejor equipo de Andalucía, dos veces campeón de la Copa de España, semifinalista este año de la liga y viviendo un hermoso sueño. Bueno, vergonzoso que la marea amarilla tenga que migrar a Granada a jugar en un estadio en condiciones. El de la Salobreja no permite la retransmisión televisiva. En proyecto un gran pabellón para no sabemos cuándo, pero si donde. En otro erial en la periferia y de peor acceso. No se puede hacer en la zona de Expansión Norte. Otra asimetría política. Ojalá y no nos acordaremos algún día de La Salobreja con la misma añoranza que del vetusto Estadio la Victoria. Pensar en el rugby como deporte nacional es un poco artificial, como el césped de Las Lagunillas, con más lagunillas que césped. En Atletismo contamos con el Club Unicaja Jaén en la máxima categoría nacional pero que no puede competir en sus instalaciones, por ser Jaén la única capital de provincia sin pista de atletismo con ocho calles. Toca migrar, esta vez a Andújar. Pero no debemos desanimarnos porque Jaén ya ha encontrado su deporte nacional. La celebración del “World Padel Tour” en nuestra ciudad ha demostrado que, si se quiere, se puede. Que el torneo de mayor relevancia a nivel mundial venga a Jaén como el “Caja Rural Jaén Open 2018” nos hace sentir muy orgullosos. La impresionante pista en la plaza de Santa María ha dejado boquiabiertos a paisanos y visitantes. Atractivo turístico, ambiente propio de una gran ciudad, optimismo a raudales e imágenes que nos van a engalanar como el mejor torneo del año. Sin embargo, y en la misma línea que este artículo, muchos critican enojados que alguna baldosa se va a romper y a ver luego quién lo arregla. Definitivamente el deporte nacional en Jaén es quejarse. Quejarse por todo. Mentalidad victimista incompatible con la victoria.