Las Protegidas

    18 jun 2018 / 08:28 H.

    Por favor, ¡que les quiten el nombre!; que hagan con ellas lo que quieran, unos, machacarlas porque sus vecinos no los votan; otros, darles betún sin un serio compromiso; todos, ponerse de perfil; pero que no las sigan llamando así, no merecen la paradoja. Es la cruda realidad. Este barrio céntrico de Jaén, de construcción y mantenimiento públicos hasta que fue cedido a sus ocupantes, es el paradigma de lo que no se puede hacer en urbanismo, donde no caben más que dos opciones: conservar o sustituir, no se puede soplar y sorber a la vez. Un mal día, quizá obnubilados por su nombre tradicional, decidieron protegerlas en el BOJA, nada más que en el BOJA, como una imposición y fueron catalogadas “como monumentos”; un arma más en la lucha cainita de nuestros políticos y el resultado, años después, está a la vista: el tercer mundo a caballo entre el centro histórico y la expansión. ¿No sería deseable que las protegieran menos y se ocuparan de ellas? ¿Tan difícil es ayudar a sus vecinos? Y si no quieren o no pueden hacerlo, que les dejen libertad para hacer lo que les dé la gana; a buen seguro que en poco tiempo surgiría un barrio próspero y moderno aunque, tal vez, tachonado de rascacielos; rascacielos de segunda, esto es, “a estilo Jaén”.