La soledad del móvil

    01 jul 2018 / 11:15 H.

    El fenómeno generalizado de la utilización del móvil a todas horas, adicción y accidentes, incluso con lesiones físicas aparte, ha venido a cambiar el panorama de las calles; a cualquier hora vemos gente hablando sola por las aceras; monólogos que revelan el grado de dependencia, educación y cultura del locutor; unos compulsivos, voceadores, como si les fuera la vida en ello; otros susurrando, escuchantes o asintientes; todo cabe en vías públicas plagadas de telefonoadictos. Es frecuente encontrar parejas que van hablando, cada uno con su móvil, en marcha paralela que nunca confluye o compañeros de camino incapaces de diálogo mutuo por causa del artilugio. No tiene fácil remedio, en sociedades más avanzadas como Italia ya constituye un problema que no saben cómo afrontar; aquí, como siempre, vamos tarde, el celular llegó cuando habíamos hecho tabla rasa de valores y cortesías; será difícil imponer con cordura reglas mínimas, falta una voz con autoridad que se haga escuchar —si le dejan retirando la oreja del artilugio— ni se logrará un consenso sobre cuándo, cómo y dónde se puede usar el aparato; fijar límites ciertos al telefonino; aunque me temo que muchos solo querrán saber a qué lado, junto a los cubiertos, se sitúa en la mesa.