Jaén es sede

    21 may 2018 / 10:01 H.

    Unas jornadas inmobiliarias con los consejeros andaluces de los colegios oficiales de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria. Unos campeonatos de España Universitarios en 14 diferentes modalidades deportivas. Un evento científico de carácter internacional, con el foco puesto en hacer ciencia y divulgar los beneficios de los aceites de oliva vírgenes para la salud humana y del planeta. Una edición del circuito internacional del World Pádel Tour. Conciertos, ferias, festivales... Jaén es sede.

    Punto de intercambio y encuentro donde investigadores, deportistas, profesionales cualificados, estudiantes, turistas, músicos y algún que otro despistado se dan cita para cada cual “hablar de su libro” y de paso, tratar de quedarse con lo que de atributos de marca proyecta nuestra ciudad en estas fechas.

    Nombres propios, que trabajan por responsabilidad muchas horas; Diego Galiano, Javier García, Marcos Reguera, José J. Gaforio, José María Álvarez, Juan Ramón Canovaca y muchos otros, que dedican un tiempo de incalculable valor con el fin de dimensionar lo que debe ser una verdadera expresión de nuestra marca. Individualidades, que apadrinan proyectos útiles para la comunidad. Pero con eso no basta. Nuestro proyecto de ciudad, de provincia, ha de ir más allá de la dimensión estratégica que planifica el desarrollo de infraestructuras, la mejora en las comunicaciones y la diversificación de industrias generadoras de empleo —entre otras muchas carencias que padecemos— que por supuesto. Una dimensión estratégica que no deja de ser un universo virtual, no controlable por el ciudadano.

    Nuestro proyecto de territorio ha de fundamentarse en la responsabilidad de cada uno de nosotros, por tratar de convertir ese discurso político-estratégico de lo que debe ser la marca Jaén, en una realidad. Merecen todo nuestro respeto, aquellas personas que no se quedan en el mensaje, sino que lideran el “aterrizaje” de los proyectos y los convierten en experiencias para el resto de los ciudadanos, trasladándonos a su vez la responsabilidad a cada uno de nosotros, de que en el desempeño de nuestra actividad y en nuestra forma de ser y de parecer, tengamos presente el hecho de que una marca —Jaén— se construye con aspectos intangibles que hacen que se convierta en especial y valiosa para sus clientes.

    Estamos como anfitriones y por conciencia, obligados a crear una experiencia evocadora y memorable a aquellos que nos visitan. El desafío ha de ser, conseguir que nos recuerden, que nos prescriban y que su estancia permanezca en la memoria de esos forasteros, como una experiencia positiva que jamás se olvide. Desde mi punto de vista, esa experiencia excelente es como una paella, en la que arroz es esa experiencia y lo que la convierte en única son los aderezos que le ponemos, que en este caso deben ser el arte de la suma de muchos “gracias”, de abundantes “sonrisas”, de adecuados “por favor”, de sensibilidad con los “papeles a la papelera”, de abundante “paciencia”, de amable “hospitalidad” y por supuesto de buen servicio en hoteles, restaurantes y transporte público.

    La verdadera expresión de la marca Jaén y su conexión con los visitantes actuales y futuros, debe descansar en una comunicación creíble y en un comportamiento honesto, como mixtura cierta para conseguir una magnífica experiencia. Cada día participamos más de este tipo de eventos desde la comodidad que supone el nuevo ecosistema tecnológico, que nos permite ofrecer una ponencia a través de streaming en un congreso, o visualizar en tiempo real desde tu smartphone un torneo celebrado al otro lado del atlántico, o incluso comunicarnos con expertos de diferentes países para compartir a través de chats interactivos y en tiempo real, las características organolépticas en una cata.

    A medida que pasamos más y más tiempo en el mundo digital, es cuando más disfrutamos de los momentos que pasamos con personas y con cosas reales. Está en nuestra mano, seguir disfrutando.