Imaginar es poder

12 jun 2018 / 08:35 H.

Puede más el deseo que un análisis razonado.Se requiere tiempo para comprender y motivar los cambios. “También los pensamientos caen a veces inmaduros del árbol”. Afirmaría Wittgenstein. El mes de mayo tiene distintos significados según el imaginario colectivo en el que situemos nuestro recuerdo. La democracia permitió poder ubicar en la memoria colectiva los sucesos del mayo del 68 francés. Supuso la ruptura del monopolio en el rol ideológico de reivindicación del movimiento obrero. Se rompió la frontera de clase frente a otros movimientos reivindicativos más transversales. El movimiento estudiantil finalmente fue asimilado por las propuestas del sistema. El resultado de este movimiento fue entender que existía la posibilidad de subvertir la realidad social. Si algo se debe destacar realmente del siglo XX es por ser el siglo de la revolución de la mujer. Si bien, no se les ha permitido construir un discurso histórico fuera del marco académico desde la perspectiva de género. Un relato que describa y de presencia y estatus de poder en lo público a la mujer. Romper con el rol socialmente asignado como imprescindible en lo privado y casual en lo público. El actual gobierno supone un vuelco en el reconocimiento del ejercicio del poder. Los argumentos de crítica y justificación que se han vertido desde su constitución se encuentran en el límite del respeto, del reconocimiento del derecho a ser un igual, al tener que afirmar y reafirmar que se trata de mujeres muy preparadas.No he encontrado este argumento cuando se ha tratado de hombres los que ocupaban esos puestos. Todo el análisis y el reconocimiento social realizado no están exentos de paternalismo, no deja de ser una manifestación del machismo presente en las personas, el cual no limita el reconocimiento de la mujer. Lo hace desde la legitimación de que el hombre es superior para ocupar el espacio público. Es la percepción colectiva que realizamos dela realidad. Esta consideración no es gratuita. La entrada de la mujer en los gobiernos ha sido por presión de estas. No se trata de una cuestión de estética —dinámica histórica de todas las organizaciones instituciones de nuestra democracia limitando a la mujer espacio secundario— sino de una deuda ética y comenzamos a reconocer. Esta presión para cambiar el modo de ver la realidad, permite ver la obviedad de reorientar la productividad en España evolucionando del monocultivo del turismo a una sociedad generadora de conocimiento mediante la investigación. Un ministerio específico para recuperar y superar nuestra capacidad investigadora. Los discursos que frivolizan sobre la persona elegida para su dirección sólo demuestran la incapacidad de argumentar una crítica objetiva. Antes que persona mediática esta el científico. Sobre su trayectoria, como comenta mi amigo Virgilio: “Esperemos que conozca que lo importante para las personas no es saber si hay inteligencia fuera del planeta, sino si es capaz de potenciar la que aún queda en este, que la ciencia es creatividad e imaginación; no solo matemáticas y tecnología”. No habrá investigación si no rompe con la visión androcéntrica de la misma. Solo así la imaginación habrá llegado al poder y la realidad de las mujeres dará un paso más para dejar de ser surrealista. “La imaginación no es un don, sino el objeto de conquista por excelencia”. André Breton.