Huelga general de las mujeres

30 ene 2018 / 09:17 H.

El movimiento feminista internacional ha convocado para el próximo 8 de marzo una huelga general en los ámbitos del consumo, los cuidados, y el empleo. Las mujeres pretenden así “parar el mundo” y visualizar una vez más su relevante papel en el funcionamiento del engranaje social. El paro coincide este año con la fuerza de un movimiento feminista fortalecido, ante la denuncia del movimiento norteamericano #me too, organizado para denunciar el acoso sexual de grandes figuras de Hollywood o la marcha de las mujeres contra el machismo de Trump. En Europa este movimiento ha generado un gran debate social y en España el movimiento autodenominado “la caja de pandora” que dice reunir a más de 3.000 mujeres de las artes, ha alertado ya de su impacto cuando empiecen sus denuncias. Ante este escenario ¿a qué viene este órdago del movimiento feminista cuando estamos ya en el siglo XXI? Desde luego motivos no faltan, porque junto a la violencia de género que sigue dejando a diario a miles de víctimas en el mundo, la situación de desigualdad y pobreza no deja de crecer para las mujeres. Es evidente que pese a la feminización de nuestras sociedades, el juego entre hombres y mujeres sigue siendo muy desigual y solo unas pocas privilegiadas podrían hablar hoy de una realidad social que no las relega ni discrimina en su vida laboral, social o privada por el hecho de ser mujeres. En 1896 Maria Martin, editora del periódico francés el Jurnal de Femmes decía “si queréis hijos empezar a honrar a las madres”, era una reivindicación del feminismo maternalista de principios del siglo XX, que junto con el movimiento sufragista, consiguieron los primeros derechos políticos y sociales para las mujeres, logrando así por primera vez su estatus de ciudadanas. Después vendrían los movimientos feministas de los años 60, Betty Friedan con su “mística de la feminidad”, denunciando la esclavitud de la vida doméstica y Simone de Beaouvoir cuestionando el orden social patriarcal con su máxima “lo personal es político”. Al feminismo de la igualdad le debemos los grandes avances en las políticas de igualdad de los años noventa y en los inicios del siglo XXI, el feminismo de cuarta generación que se ha creído eso de la “igualdad real y efectiva”, pretende hacer frente al neomachismo, que trata de perpetuar las viejas estructuras que generan la desigualdad de género.

El siglo XX ha escrito la historia de la entrada masiva de mujeres en la educación y el empleo, pero ha estado marcado por la desigualdad de oportunidades en todos los ámbitos y el carácter sexualmente mixto de las profesiones. El siglo XXI tendría que ser el siglo de esa igualdad efectiva, pero la realidad es que en la mítica cumbre de Davos se admitía hace unos días, que la brecha entre hombres y mujeres había aumentado en 2017 y que eliminar la diferencia entre los dos géneros en términos económicos, al ritmo actual llevará más de dos siglos, ¿podemos esperar tanto las mujeres? Cada logro hacia la igualdad entre hombres y mujeres ha venido precedida siempre de importantes luchas y reivindicaciones por parte del movimiento feminista. La historia nos dice que nunca nos han regalado nada. Por eso resulta transcendental que el próximo 8 de marzo esta nueva iniciativa global tenga éxito y nos sumemos a ese paro mundial por una sociedad más igualitaria y más justa.