Historias de malos

    12 may 2018 / 10:29 H.

    La primera leyenda urbana que uno aprende es la del “Tío del Saco”. Un hombre de edad adulta que recorría pueblos y ciudades raptando a los niños y niñas que no atendían a la advertencia de no hablar con desconocidos. Este hombre de mil rostros poseía un olfato perfecto para dar con sus posibles e inocentes víctimas, tenía el don de aparecer en distintos lugares al mismo tiempo, o hacerse invisible mimetizado en el entorno de su presa. Actuaba siempre en solitario a veces como mendigo, otras bello y trajeado, a veces discreto y sencillo, o directamente cruel. Contaban horrores de sus criminales y terribles hazañas, de boca en boca la gente narraba con todo lujo de detalles las torturas y sufrimientos que padecían las desdichadas criaturas que caían en manos de aquel monstruo. De pueblo en pueblo se aseguraba o desmentía la presencia por sus calles de tan despiadado asesino. Se fue haciendo tan famosa la leyenda que las autoridades tuvieron que reconocer abiertamente que nunca han cogido al “Tío del Saco”. Medio siglo después, todavía seguimos sabiendo de sus crímenes en los telediarios.