Hacia el pensamiento único

    02 sep 2018 / 11:24 H.

    Parece normal otorgar verdad a aquello que sale en la tele o que circula por redes sociales. Soy de la opinión de que esto es resultado, ni más ni menos, de toda una estrategia educativa que alejó de la lectura en aras de adaptarse a lo que algunos decían era el desarrollo. De forma calculada, desde los años 80 del siglo pasado, se ha ido ahuyentando, desde la misma escuela, de leer como única fórmula para formar y hacer libres a los individuos. Ya es evidente, se lee muy poco, algo fatal para el buen discurrir mental. Hemos llegado al punto de que solo unos pocos se arrogan el derecho de pensar por el colectivo y lo aceptamos sin más. El espíritu crítico que siempre dieron los libros al ser humano se va quedando en el camino. Tan es así que cuando alguien lee habitualmente, se le ve como a un ser raro, alejado de lo normal; lo normal ahora es o ver la tele o perderse en el teléfono móvil. Costó siglos conseguir una sociedad ilustrada que mamaba de los clásicos griegos y romanos, que sabía de Quevedo y soñaba leyendo a la Generación del 27. Sin libros perderemos la libertad.