Franco y los caídos

    22 ago 2018 / 12:06 H.

    Qué bien nos portamos en nuestro país con los dictadores y los familiares de los dictadores!, hasta les otorgamos títulos nobiliarios y permitimos que los restos reposen en paz en uno de los mausoleos más propios para albergar el cuerpo de un faraón que el de alguien que amancilló el honor de los caídos, segando vidas, arrasando almas y regocijándose en la inmundicia que siempre genera quienes pretenden autoproclamarse líderes de un país como el nuestro al soniquete de: “¡viva España!”, “¡todo por la patria!”, “¡por la familia!”. Luego vendría su aliado, Hitler, y se verían en Hendaya donde brindarían por la victoria fascista. Negar la evidencia es de imbéciles, y sí, al dictador Francisco Franco le “regalaban” pazos, en forma de prebendas sobornaban el autoritarismo de quien iba a pescar y unos buzos, para no alterar el ánimo de “Su Eminencia”, debían ir enganchando los pescados, ¡menudo aquel que jugó al fusilamiento matutino de inocentes! No, no debemos permitir por más tiempo que “Su Eminencia” siga reposando en un lugar que a mí, particularmente, me da miedo las dos veces que he ido a visitarlo. Sentir el frío interior y observar cómo la gente lo venera como lugar de culto, me da más miedo todavía. Quiero que ese cuerpo embalsamado de quien gobernó España por la fuerza, no siga estando allí. Claro que pertenece a nuestra historia, mal que nos pese, desde luego que debemos seguir estudiando las catástrofes de las guerras, especialmente la absurdísima Guerra Civil, pero algo dentro de mí hace que me posicione en la actualidad al lado de quienes quieren hacer algo de justicia y que no siga compartiendo tierra, ni cemento, ni arboleda junto a los hombres que derramaron su sangre bajo el escombro de la podredumbre. Franco fue eso, un dictador, en otro país no se hubiera tratado con honores a su familia, ni se le hubiera permitido hacer riqueza de las donaciones heredadas. Es un asunto de Estado ya, pero en verdad, ¿nadie de quienes hoy siguen llevando sus genes y su sangre se haría cargo de ese cuerpo embalsamado?, yo les doy ideas... podrían acercarlo al crematorio, y una vez hecho cenizas, esparcirlo por el pozo del olvido para que una atrocidad semejante, no volviera a repetirse jamás.