En un balcón privilegiado

07 ene 2019 / 11:30 H.

Fue uno de los andaluces de la cuerda de Susana Díaz que Pedro Sánchez eligió para compensar a los afines y no afines en la confección de su equipo de Gobierno. Con una formación exquisita, afable en el trato y de carisma diferente, forma parte de una nueva generación de socialistas preparada para dar la batalla dentro y fuera del Partido Socialista. Quienes lo conocen ven en él un perfil parecido al del alcalaíno Felipe López, consejero de Fomento en funciones a quien le costó, y mucho, salir de su tierra para hacer política. Felipe Jesús Sicilia Alférez (Lopera, 1979) goza de una situación privilegiada en el Congreso de los Diputados y, aunque mantiene una labor callada por el bien de su provincia, juega en Primera División en un momento crucial para el presente y el futuro de los españoles. Sin alardes. Que conste que tiene dos cargos de máxima responsabilidad. Uno, orgánico, como portavoz del Comité Electoral en el que, a partir del próximo mes, su rostro empezará a ser más conocido con comparecencias públicas de relevancia nacional. Otro, más de gestión, como integrante de la mesa de dirección del grupo parlamentario, en la que solo se sientan siete diputados nacionales y en la que él es el responsable de asuntos de Interior, Fomento y Agricultura. Tomen nota: si se zanjó en un abrir y cerrar de ojos el problema de la parada del talgo en Linares-Baeza fue por él y nada más que por él. Sentado a la izquierda del máximo mandatario gubernamental en el Congreso, su ubicación no es fruto de la casualidad. Su escaño le permite contemplar con perspectiva la complicada situación que la fuerza política a la que pertenece vive en la comunidad andaluza y asistir, no sin temor, al escenario que, en forma de réplica, se dibujará pronto en el resto de España.

Persona de máxima confianza de Adriana Lastra en el organismo constitucional, hay quienes dicen que, después de formar parte del núcleo duro de la presidenta de la Junta, abrazó la fe del “sanchismo” hasta el punto de convertirse en uno de los socialistas con mayor afinidad a su actual “jefe”. Él, empeñado en quitar hierro al asunto, asegura que la última guerra interna, como tantas otras, pertenece al pasado y que, una vez que se cerró el proceso de primarias, el Partido Socialista entró en una nueva dinámica en la que todos suman. Consciente de la existencia de versos sueltos, anima a quienes optan por las salidas de tono con petición de dimisiones a que utilicen los órganos estatutarios para reclamar lo que consideren oportuno.

El caso es que Felipe Sicilia, desde el balcón de la Cámara Baja, se asoma con estupor al espectáculo de su tierra que, por otra parte, solo acaba de empezar. Reconoce que nadie esperaba el resultado del 2 de diciembre, se reafirma en la idea de que las campañas electorales funcionan, sabe que los andaluces no aceptaron el debate nacional sobre una cuestión territorial llamada Cataluña y está seguro de que el Partido Popular no perderá la oportunidad de gobernar en Andalucía. El diputado jiennense ve puro teatro en las polémicas posturas de los recién llegados de Vox y, tal y como pronostica él y cientos como él, si hay fecha para la investidura es porque está todo el pescado vendido. Preocupado porque la derecha será más derecha y por el radical giro de la política que regirá su tierra, aboga por marcar una línea común con vistas a las próximas elecciones municipales en las que la provincia se la juega en una sola carta. El desalojo del Partido Socialista del Palacio de San Telmo se acerca, Susana Díaz afirma y reafirma que liderará la oposición y, mientras tanto, quienes están en la cuerda floja de la Junta preparan sus maletas por lo que pueda pasar.