El doctor Emilio García de la Torre

14 ene 2019 / 11:24 H.

Me resulta fácil escribir sobre un personaje de Jaén que es noticia en estos días por su designación como presidente del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos y que acaba de prestar juramento de su cargo, junto a su equipo directivo, en un solemne acto celebrado en el Teatro Infanta Leonor, con marcado acento jaenero, en el que se oyeron las emotivas notas del emblemático Himno a Jaén. Lleno en el teatro, señal inequívoca del respeto y la admiración en la sociedad jiennense hacia este ilustre médico, miembro de una muy conocida familia de la ciudad. El doctor García de la Torre es un especialista en Otorrinolaringología que ha estado 42 años ejerciendo en la sanidad pública, vinculado al Complejo Hospitalario de Jaén, donde se jubiló en el año 2016, si bien mantiene abierta su consulta privada. En uno y otro caso durante tanto tiempo ha tratado a miles de jiennenses y se ha podido advertir ante todo, y doy fe de ello, su pasión y su vocación por la medicina, profesional concienzudo y estudioso, con un trato exquisito para su legión de pacientes, que en estos días le han enviado cantidad de comentarios elogios a través de las redes sociales o le han hecho llegar personalmente la felicitación por el nuevo cargo al frente de la corporación médica colegial andaluza, representando a alrededor de 40.000 profesionales, magnífico culmen a una carrera brillante en su doble faceta de médico y gestor. Es también correspondiente de la Real Academia de Medicina de Andalucía Oriental, igualmente de la Academia de Veterinaria, para la que hace unas semanas pronunció un brillante discurso de ingreso, y pertenece a otras sociedades de carácter científico. Pero, sobre todo, Emilio García de la Torre es una persona afable, entrañable y sencilla. Tiene esa grandeza que solo dan la sabiduría, la humanidad y la humildad, y Jaén, donde se le considera una institución, puede sentirse orgullosa de contarlo entre sus ilustres vecinos.

La llegada de Emilio García de la Torre a la presidencia del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos, donde ya era vicepresidente, ha sido un hito más en el reconocimiento que se le viene dispensando en la defensa de los profesionales de la Medicina en nuestra comunidad. No puede olvidarse que esta labor la desarrolla en la provincia de Jaén desde el año 2009 en que llegó a la presidencia del Colegio Oficial de Médicos, para sustituir a otro profesional de gran prestigio, como lo era y lo es el doctor Antonio Luna Fantony. El doctor García de la Torre ha conseguido el apoyo mayoritario de sus compañeros en dos ocasiones más, en los años 2013 y 2017, por tanto goza del refrendo para desarrollar su cometido durante cuatro años, al que suma ahora la nueva responsabilidad de representar a los médicos del territorio andaluz, un reto que estamos seguros va a superar ‘cum laude’ el doctor García de la Torre, que además llega al cargo en un momento muy especial por el cambio que en próximas fechas se va a producir en la política andaluza, con un nuevo gobierno al frente de la Junta de Andalucía. Consciente de esta responsabilidad, el presidente andaluz de los médicos, en su discurso de toma de posesión, ya ha avisado de la complejidad del nuevo tiempo, pero lejos de amilanarse ha presentado las credenciales con las que hay que acudir a entenderse en la interlocución con la nueva Consejería de Salud, y ha ofrecido ilusión, diálogo y generosidad para enfrentar los problemas de la sanidad andaluza, desde el papel puramente profesional, ha señalado, para desvincularlo de cualquier sesgo político, y se ha referido en concreto a situaciones de sobrecarga asistencial, a las insoportables listas de espera y a la desmotivación que padecen tantos profesionales médicos por el mal funcionamiento del sistema, entre otras rémoras. García de la Torre, que ha elogiado el Sistema de Salud en nuestro país, tanto el público como el privado, es consciente de que en el ámbito de su competencia, Andalucía, existe margen de mejora y ahí está su horizonte para estas próximas semanas, meses y años. Y estamos seguros de que Jaén tendrá un lugar privilegiado cuando hable del futuro de nuestra sanidad provincial, por tanto el papel de interlocución está en muy buenas manos, ojalá también le ayude la parte de la responsabilidad política.

Para Jaén, el hecho de que un médico de la tierra, y no un médico cualquiera, figure al frente del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos, aparte de ser un hecho significativo, es un motivo de esperanza. No puede olvidarse que el Partido Popular, que va a ocupar la presidencia del gobierno andaluz, ha comprometido para la capital jiennense la Ciudad Sanitaria, que precisamente fue el Colegio de Médicos entonces presidido por el doctor Antonio Luna, el que empezó a reclamar en torno al año 2000, y Emilio García de la Torre ha seguido con esta reivindicación, a la que sin embargo la Junta no ha dado respuesta, bien es cierto que en su día abrió expectativas que con el tiempo se cerraron y en la práctica se había dado carpetazo a esta exigencia y clamor social que el doctor García de la Torre sigue considerando una necesidad imperiosa para ordenar la asistencia en el medio hospitalario en lugar de la actual dispersión. El presidente del Colegio de Médicos de Jaén y ahora de Andalucía, ha sido en los últimos años la voz que clamaba en el desierto, pero las circunstancias pueden hacer ahora que esta demanda de la ciudad se vea satisfecha a través de un plan de actuación que cree mejores expectativas, tal vez pudiera ser el paso para otro compromiso anunciado en su día a bombo y platillo y que sigue en ‘stand by’, la Facultad de Medicina, que se justificaría aún más con un gran centro sanitario de referencia. Pues tal vez ha llegado la hora de la Ciudad Sanitaria y ojalá sea el principio de otras conquistas que Andalucía, lo hemos señalado centenares de veces, le debe a esta capital.

Pero, además de todo lo anterior, el doctor García de la Torre es un militante acérrimo de Jaén, lleva a su Jaén por bandera, dispuesto a estar en la primera fila cuando se trata de exigir mejoras y engrandecer a su tierra. Siempre ha estado presente en la sociedad y ha puesto al Colegio de Médicos de Jaén en actitud activa como una fuerza social siempre empujando, sirva como ejemplo la pertenencia del colectivo a la plataforma “Jaén Merece Más” y la presencia en las manifestaciones multitudinarias celebradas. Se ha implicado a fondo, demostrando ser un jiennense de acción, comprometido con su territorio y con el futuro de sus habitantes, y no solo lo ha hecho en beneficio de la sanidad sino por el conjunto de actuaciones a las que aspira Jaén y su provincia para avanzar en su desarrollo social y económico. Señalo todo esto para dejar constancia expresa de que estamos ante un personaje que mantiene firme su capacidad de entusiasmo, que en palabras del gran Marañón, es signo de salud espiritual, y es cierto porque además nos estamos refiriendo a un gran creyente, de los que dan ejemplo con el testimonio diario de su trabajo y su visión de la vida y de la sociedad. Precisamente me queda por situar al doctor García de la Torre, más aún después de escuchar sus recientes discursos en dos ocasiones consecutivas, en la nómina de ilustres médicos humanistas con los que últimamente, aunque en verdad cada vez menos, ha habido y hay en Jaén, y no quiero dar nombres porque me puedo olvidar de alguno, pero si acaso dejaré dos ejemplos especialmente ilustrativos de los que suscitan consenso, los doctores Fermín Palma y José María Sillero. Médicos humanistas son, se lo oí decir precisamente a mi gran amigo José María Sillero, al que recuerdo con frecuencia, los que conocen el alma humana para tratar del modo más adecuado el cuerpo, y en ella hay un mundo de afanes, ilusiones, pasiones y hasta frustraciones. Pues García de la Torre es humanista al estilo de la escuela de don Gregorio Marañón, quien actuó y definió mejor que nadie lo que es el médico humanista y que se puede aplicar hoy al doctor Emilio García de la Torre: “Vivir no es solo existir, sino existir y crear, saber gozar y sufrir y no dormir sin soñar. Descansar, es empezar a morir”. Querido y admirado Emilio, ¡¡¡Ad multos annos!!!