Dulces que saben a gloria

    30 abr 2018 / 08:22 H.

    La tradición pastelera de los conventos de clausura andaluces, en muchos casos con siglos de historia y quizá no suficiente valorada, tiene una buena representación en la provincia de Jaén. En esta ocasión, y por haber sido galardonadas con el “Premio de Gastronomía Tradicional El Dornillo 2018”, nos vamos a detener en la labor que realizan de las monjas Trinitarias Contemplativas de Martos.

    En el convento, fundado en el siglo XVI por doña Aldonza de Rivas, las monjas elaboran de manera tradicional, unos pequeños manjares que saben a gloria. Lengüetas, mojicones, cordiales, almendrados, costradas, manchegos y las deliciosas trufas de Santa Teresa y las peinetas de Santa Gema, son algunos de las exquisiteces que pueden adquirirse en el convento y en otros centros comerciales.

    El secreto del éxito de estos artesanales dulces lo encontramos, además de en la calidad y el equilibrio de la materia prima utilizada, en el amor y el tiempo que las monjas dedican a su elaboración y que permiten mantener vivos los sabores de estas recetas centenarias. Además, con los beneficios obtenidos contribuyen al sustento de los gastos de la congregación, así como al mantenimiento del convento.