Desiguales

    07 ago 2018 / 08:33 H.

    Todos somos desiguales desde el mismo momento de nacer. Pensionistas “privilegiados”, que cobran más y cotizan menos años, y pensionistas de segunda, la mayoría, que debemos cumplir con un mínimo de años cotizados. De los de tercera, que no llegan a fin de mes, ¿qué vamos a decir? Familias acomodadas, donde paradójicamente todos trabajan, y muy bien remunerados por cierto, y familias en paro que malviven como pueden. ¿Y las desigualdades de género? Están de moda como arma político-ideológica del pensamiento feminista. La verdad es que el uso del lenguaje tiene bastante menos que ver con las diferencias económicas de lo que algunos, o algunas, quieren subrayar. Las primeras desigualdades existen entre las propias mujeres. Hoy es políticamente incorrecto hablar de “amas de casa” y de “criadas”, eufemísticamente llamadas “empleadas de hogar”. Te tacharán de retrógrada o franquista si usas esos términos. Pero existen. Rompo una lanza por las mujeres trabajadoras que ascienden socialmente. Pero también por las humildes limpiadoras y cuidadoras. Por las amas de casa, muy bien preparadas, que se dedican a criar y a educar responsablemente a sus hijos.