Adiós al “Italiano”

    22 abr 2018 / 10:28 H.

    Paseando por el inmenso y desolado panorama comercial en las calles de nuestro Jaén me asalta un cartelón que anuncia, inmisericorde, el cierre inminente de otro de aquellos tradicionales almacenes en que todos nos hemos surtido en alguna ocasión. Es el último eslabón de lo que fue “El Corte Italiano”. Esa antigua marca se une, en el Olimpo de las tiendas desaparecidas, a Tejidos Montes, Óptica Elba, Almacenes El Pósito, Furnieles, Joyería Gualpe, Saldos Pedro, Prensa El Porvenir, Juaima, Papelería Santo Rostro, Tejidos Gangas, Almacenes Avenida, Simago, Tejidos Palop, Zapatería Antón, Librería Gutiérrez y tantas otras caídas en desgracia.

    La mayoría de los jiennenses las guardamos en el recuerdo. Aquellos mostradores, el olor de las telas perfectamente ordenadas, el crujido de la madera del suelo, el dependiente con su bata o uniforme de color gris o marino, las golosinas y galletas en unos enormes recipientes de cristal apilados con tapa metálica, las primeras gafas de pasta, los cuadernos y libros de la escuela, aquel traje que inauguró nuestro armario “serio”, los zapatos de cada temporada al empezar el curso, la camisa floreada con cuello imposible, la lata de aceite de oliva para comprarlo a granel, acaso el vestido de primera comunión, los exitosos coleccionables por fascículos, la primera televisión en color, las cortinas del salón, las legumbres de cada día, el juego de playa de plástico para el niño, el ejemplar de Diario JAÉN.

    Todas esas compras han tenido que emigrar a otros establecimientos, a otras calles, en las que volver a empezar. Lugares en los que, tal vez, ya es más complicado empatizar con el vendedor, con la dependienta, que quizá ya no te conocen ni tienen interiorizado el “pertenecer” a la tienda y al cliente como en aquellos “templos” de antaño con el trato y la afabilidad que ello conllevaba.

    Quizá El Corte Italiano era la última estación, el apurado final para la tienda de tejidos de proximidad, de aquellas “de toda la vida” en las que el saludo inicial implicaba que conocían tu talla, tus gustos y tus preferencias. Aquí es de justicia mencionar a Sebastián Zamora, ejemplar dependiente que es capaz de entrelazar la toma de medidas de un pantalón con el interés por la vida del cliente amigo siempre con la sonrisa puesta y la familiaridad a punto. Personas como él encumbran un negocio, sin duda.

    En estas mismas páginas se afirmaba hace unos meses que los comercios jiennenses son casi los menos rentables del país ya que ocupamos el antepenúltimo puesto de las capitales de provincia a ese respecto. Desolador es, desde luego, al amplio abanico de locales cerrados en nuestras calles, incluso en las más comerciales. Algo habrá que hacer.