Acoger al extranjero

    13 may 2018 / 11:02 H.

    El juicio estos días, en la isla de Lesbos a los bomberos sevillanos, ha llamado nuevamente la atención sobre el drama de los refugiados. Las imágenes que transmiten los medios conmueven el corazón y surge en nuestro interior la pregunta bíblica: ¿Dónde está tu hermano? Esta semana, la portada de la prensa local advertía de la pérdida de población y el envejecimiento de la misma en nuestra provincia. ¿No podrían nuestros pueblos beneficiarse de la presencia de estos refugiados? Necesitamos, frente una población envejecida, una renovación que podrían aportar miles de refugiados e inmigrantes. Se da la paradoja de que necesitamos a estas personas que, por un lado rechazamos y que vamos necesitando cada vez más. El Papa Francisco, que es una de las mayores figuras positivas de nuestro tiempo, es una de las voces que más resuena en la acogida a los refugiados, Su presencia en Lesbos y en Lampedusas ha llamado la atención sobre este drama. Urge seguir desarrollando políticas sociales en los países donde la guerra y la pobreza constituyen el pan nuestro de cada día. Sin justicia social no existirá jamás la paz; el egoísmo nos llevará a un mundo cada vez más difícil y desigual.