Una picadura de calor

El cambio climático y las temperaturas más cálidas ayudan a florecer las enfermedades transmitidas por los mosquitos, haciendo que la chikungunya, el dengue, o la leishmaniasis se expandan en parte del continente europeo

    21 abr 2019 / 12:31 H.

    El cambio climático afecta y permite que las enfermedades de mosquitos y garrpatas aumenten. La variedad geográfica de las enfermedades transmitidas por vectores como la chikungunya, el dengue, la leishmaniasis y encefalitis por garrapatas (TBE, por sus siglas en inglés) se está expandiendo rápidamente, advierten los autores de una investigación presentada en el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECCMID, por sus siglas en inglés), que se celebra este año en Ámsterdam, Países Bajos.

    Alentados por el cambio climático y los viajes y el comercio internacionales, los brotes de enfermedades transmitidas por vectores se incrementarán en gran parte de Europa en las próximas décadas, y no solo en los países templados de todo el Mediterráneo. Incluso, las áreas previamente no afectadas en latitudes y altitudes más altas, incluidas algunas partes del norte de Europa, podrían ver un aumento de los brotes a menos que se tomen medidas para mejorar la vigilancia y el intercambio de datos, y para monitorizar los precursores ambientales y climáticos de los brotes, junto con otras medidas preventivas.

    Las enfermedades transmitidas por mosquitos y garrapatas florecen en un clima más cálido “El cambio climático no es el único factor, ni siquiera el principal, que impulsa el incremento de las enfermedades transmitidas por vectores en toda Europa, sino que es uno de los muchos factores, junto con la globalización, el desarrollo socioeconómico, la urbanización y el cambio generalizado del uso de la tierra, los cuales deben abordarse para limitar la importación y propagación de estas enfermedades”, dice el profesor Jan Semenza, del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades, Estocolmo, Suecia.

    “La cruda realidad es que las estaciones cálidas más largas ampliarán la ventana estacional para la posible propagación de patologías transmitidas por vectores y favorecerán los brotes más grandes”, dice el doctor Giovanni Rezza, director del Departamento de Enfermedades Infecciosas en el Istituto Superiore di Sanitá en Roma, Italia. “Debemos estar preparados para enfrentarnos a estas infecciones tropicales. Las lecciones de los brotes recientes del virus del Nilo Occidental en América del Norte y la chikungunya en el Caribe e Italia resaltan la importancia de evaluar futuros riesgos de enfermedades transmitidas por vectores y preparar contingencias para futuros brotes”, añade.

    Sin embargo, los autores advierten que, dada la complicada interacción entre los múltiples conductores (por ejemplo, el calentamiento de las temperaturas y los viajes internacionales), los patógenos sensibles al clima y la adaptación al cambio climático, es difícil proyectar la carga futura de la enfermedad.

    El calentamiento global ha permitido que los mosquitos, las garrapatas y otros insectos portadores de enfermedades proliferen, se adapten a diferentes estaciones e invadan nuevos territorios en toda Europa durante la última década, acompañados de brotes de dengue en Francia y Croacia, malaria en Grecia, fiebre del Nilo Occidental en el sureste de Europa, y el virus chikungunya en Italia y Francia. Lo que es preocupante, dicen los autores, es que esto podría ser solo la punta del iceberg. “La Europa mediterránea es ahora una región tropical a tiempo parcial, donde ya se han establecido vectores competentes como el mosquito tigre”, dice el doctor Rezza.

    Mosquito tigre asiático (Aedes albopictus)
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    Un clima más cálido y más húmedo podría proporcionar condiciones ideales para que el mosquito tigre asiático (’Aedes albopictus’),, que propaga los virus que causan el dengue y el chikungunya, se reproduzcan y se expandan en gran parte de Europa, incluyendo el sur y el este de Reino Unido y Europa central. Por tanto, el cambio climático y las altas temperaturas son un posible foco para que estos insectos puedan provocar enfermedades que ya se consideraban erradicadas o de poco peligro.