Pequeña familia en San Diego

En 2013, Marta Sabariego se marchó a California, Estados Unidos, para hacer una estancia de investigación para su tesis. Sin embargo, al terminar, se dio cuenta de la gran cantidad de oportunidades que se abrieron allí para ella

23 sep 2018 / 12:05 H.

Marta Sabariego afirma que, desde que se marchó a Estados Unidos, pudo comprobar que hay muchos estereotipos americanos que no son, para nada, ciertos. Sin embargo, hay uno que sí se cumplió para ella, pues, desde 2013, este país se convirtió en la “tierra de las oportunidades” para la jiennense. En estos cinco años, logró alcanzar un sueño profesional como neurocientífica, formar una familia y sentirse completamente realizada. Eso sí, a pesar de todo, es incapaz de olvidarse de sus raíces, de su Jaén y, sobre todo, de su familia.

En principio, su viaje a Estados Unidos comenzó con el objetivo de hacer una estancia de investigación como parte de su doctorado. Así, llegó a la Universidad de California Irvine, donde estuvo tres meses trabajando en un estudio de la representación de la memoria en la corteza cerebral. Fue, durante este tiempo, donde se percató de todas las oportunidades que había en este país para seguir con su carrera. Por lo que, al terminar su estancia, volvió a España, concluyó su tesis y, en septiembre del 2013, volvió a California. Expone que, al principio, se le hizo difícil, ya que su inglés “no era genial”, pero asegura que tenía mucha motivación para continuar con el sueño que empezó y cuyo objetivo era trabajar como neurocientífica. “Empecé de voluntaria en un laboratorio en la Universidad de California San Diego (UCSD), lo cual sorprendió bastante al investigador principal y, tras unos cinco meses, me contrató”, explica Sabariego, quien actualmente continúa como neurocientífica en la UCSD y se dedica al hacer registros neuronales en vivo, para los que comenta que tiene acceso a técnicas y recursos que nunca imaginó tener. “Este es ya mi quinto año y me siento muy valorada profesionalmente”, dice. Sin embargo, toda rosa tiene sus espinas, y la de Marta Sabariego es no tener cerca a su familia. “Echo, por supuesto, mucho de menos mi familia, mi tierra, mi aceite de oliva, mis patatillas Santo Reino, las tapas, los churros, mi gente... Por eso voy cada verano a Jaén. Pero la verdad que, aunque me duele en el alma, veo poco probable volver”, declara.

Por ello, confiesa que cada vez que vuelve a su tierra lo hace con la maleta medio vacía, para luego “rellenar” con algunos de los manjares jiennenses, como las aceitunas de cornezuelo, aunque señala: “Lo más importante siempre se queda allí, la gente que quiero”. De hecho, desde hace un tiempo a ahora, indica que le da un poco más de pena estar lejos. Y este momento lo marcó el nacimiento de su hija Amélie, ya que le encantaría que creciera junto con sus abuelos y tíos. De su hija dice que, con casi dos años, ya empieza a hablar “con acento jiennense”, y asegura que siempre le habla de su tierra y de Andalucía para que ella también se sienta de Jaén. De hecho, este ha sido el segundo verano que pasaron en Jaén junto a su familia, donde Amélie “unos días estupendos con las atenciones de todos”. Esto hace que la jiennense se replantee muchas cosas y expresa: “Si digo la verdad, me siento en este continuo estado de conflicto, en los que unos días veo posible volver y otros creo que no. Aquí soy la española y allí la americana, al final te acostumbras a sentirte siempre ‘extranjera’”.

Así, Marta Sabariego insiste en que, aunque es duro, intenta quejarse mucho, ya que se considera afortunada. “Esto es un pequeño tributo que tengo que pagar por la vida que tengo. Trabajo en lo que me gusta, tengo un sueldo fijo y puedo viajar cada año para ver a los míos. Sé que eso no es algo usual por desgracia, al menos para mi generación”, manifiesta.

Distinto
a europa

Son muchas las ciudades que Marta Sabariego visitó desde que se mudó a California. Entre ellas, destaca Seattle, San Francisco, Chicago y Nueva York. “Son todas muy distintas, pero muy chulas. Muy diferentes a San Diego, pero más similares entre sí. San Diego es lo más distinto que he visto a Europa”, comenta. Sin embargo, de su ciudad dice que está muy “esparcida”, pues cada área es diferente y hay carreteras de 5 carriles para llegar a casi cualquier sitio. “Hay muchas zonas que me encantan, pero tengo poco tiempo. Cuando puedo me encanta ir a Caroline’s, un sitio para desayunar en frente de la playa”, señala. Asimismo, indica que también le gusta Pacific Beach o North Park para ir a tomar una cerveza o cenar, o ir a taco Tuesday (donde los martes hay tacos muy baratos por toda la ciudad). Y, de Hillcrest, detalla que es un barrio muy cosmopolita donde siempre hay algo que hacer.

diversidad cultural

Lo bueno de estar en la en Universidad de California San Diego es, para Marta Sabariego, que hay mucha diversidad cultural. Expone que en su trabajo tiene compañeros de Italia, Portugal, India, China, Alemania, Croacia... Hecho que, según dice, hace que se sienta “menos rara”. Confiesa que estar allí es “un privilegio”, aunque le crea un poco de estrés porque siempre quiere dar lo mejor de sí misma; eso sí, señala que todo sale mejor cuando se relaja. Desde que comenzó a dar clases, Sabariego dio cuatro cursos en dos universidades distintas y asegura seguir en contacto con algunos de sus estudiantes. “Es muy gratificante sentir que influyes de alguna manera a una persona. Algunos de estos alumnos me dijeron que continuaron sus estudios superiores en Psicología y neurociencia inspirados por mis clases. Para mi esa es la mayor recompensa”, dice.

La filosofía de
trabajo en Estados unidos se marca por la sana competitividad
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Para vivir en San Diego, California, Marta Sabariego asegura que hay que ser “muy flexible”, ya que se convive con otra cultura. Además, expone que hay que quedarse siempre con las cosas buenas que aporta y no pensar en la cultura natal como la mejor. “Todas culturas tienen cosas buenas y malas y casi siempre tendemos a ser muy etnocentristas”, apunta. Declara que, al principio, le costó acostumbrarse a la filosofía de trabajo americana. Aclara que, allí, normalmente, la gente suele trabajar mucho y lo hace con gusto, siempre se intenta ser el mejor y la competencia no se ve como algo negativo, sino todo lo contrario. “Al principio no me gustaba eso, pero ahora le veo cosas buenas y me doy cuenta de todo lo que he crecido a nivel profesional intentando siempre innovar y ser mejor que ayer”, señala y remarca que el paro es muy bajo. Por otro lado, subraya que no le gustan muchas cosas, como, por ejemplo, lo caro que es estudiar o ser tratado en el sistema sanitario si no se dispone de un seguro.

Una primera visita
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Desde que Marta Sabariego se trasladó a California recibió muchas visitas y, entre ellas, recuerda la primera vez que sus padres cruzaron la mitad del mundo para ir a verla. En este viaje, la jiennense aprovechó para enseñarles el lugar donde realizaba la investigación para su doctorado y el laboratorio donde sigue trabajando.

navidades en familia
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La primera Navidad que vivió la pequeña Amélie la celebró rodeada de su familia materna. En esta época, la hija de Marta Sabariego tenía solo una semana y sus tías le hicieron una visita. “Mis hermanas estuvieron conmigo cuando nació y fue muy especial compartir esa navidad con ellas cerca”, declara Sabariego.

Implicación educativa
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Desde que comenzó a trabajar en la Universidad de San Diego, la jiennense vivió momentos innolvidables. Entre ellos, destaca esta fotografía con sus alumnos de “Aprendizaje y Comportamiento” cuando aún estaba embarazada. Sabariego detalla que, para ella, es muy importante implicarse con sus alumnos.

Gran paso profesional
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En esta imagen, Marta Sabariego aparece junto al póster que presentó en el “Society for Neuroscience Meeting”, en 2015, en Chicago. Esta fue la primera vez que la jiennense explicó profesionalmente, en un congreso internacional de gran calado, el trabajo que llevaba a cabo en la Universidad de San Diego.