Llegan los sabañones

El frío y las bajas temperaturas son caldo de cultivo para que aparezcan los dolorosos sabañones en orejas, pies y manos

    14 ene 2018 / 11:30 H.

    El Colegio de Podólogos de Andalucía emitió una serie de recomendaciones para cuidar los pies ante las bajas temperaturas y lluvia. Los sabañones constituyen la patología podológica más frecuente en esta época y para combatirla “hay que evitar la humedad, las fuentes de calor directa y utilizar calcetines de fibra natural”, según indica el colegio en una nota.

    El Colegio Profesional de Podólogos de Andalucía recuerda que las bajas temperaturas son un factor de riesgo para la salud de las extremidades inferiores, especialmente en las personas mayores, niños y quienes practican deportes de invierno. Los sabañones —lesión dérmica que se produce por una vasoconstricción prolongada y que deriva en hipoxemia e inflamación de las paredes vasculares— constituyen una de las dolencias podológicas más frecuentes en esta época invernal, además de los eccemas y la dermatitis. Para evitar todo esto, el Colegio de Podólogos recomienda utilizar un calzado que permita transpirar al pie y le evite humedades, un calcetín de fibra natural y no calentar los pies acercándolos demasiado a fuentes de calor porque propicia la aparición de sabañones. Para los mayores y niños es aconsejable utilizar cremas específicas que preparan la piel para las agresiones del frío y cierran las posibles grietas. Además, estas son otras de las precauciones y consejos que el Colegio andaluz realiza de cara a los meses de frío y lluvia. Así, para no dificultar la circulación de la sangre y mantener el calor, calcetín de fibra natural, como lana o algodón, sin que apriete. Si se está mucho tiempo sentado, es aconsejable masajear los pies periódicamente o realizar ejercicios específicos con ellos con el objetivo de mantener una temperatura adecuada y mejorar la circulación.

    Los podólogos consideran que los baños que combinan agua fría y agua tibia estimulan la circulación. Se trata de una práctica aconsejable para quienes padecen problemas circulatorios o tras realizar deportes de invierno o al aire libre. Los mayores y niños son colectivos más propensos a sufrir sabañones.