Jabalcuz, calidad de vida

Tanto en la zona de chalés, como de apartamentos y casas unifamiliares, los jiennenses disfrutan
de un clima más fresco y de actividades que hacen del verano una época mucho más entretenida

26 ago 2018 / 11:12 H.

Para llegar hasta su destino donde se cumpliría su deseo, Dorothy, del Mago de Oz, tuvo que seguir un largo camino de baldosas amarillas. La versión jiennense toma otro color, en este caso, se transforma en la Vía Verde. Y el destino pasa a ser mucho mejor que el castillo de un mago para convertirse en Jabalcuz. Puede que, en la zona, no haya ningún personaje tan característico que se dedique a cumplir deseos, pero esto no se hace necesario en Jabalcuz. Un ambiente tranquilo, donde el canto de los pájaros y el sonido del agua son una banda sonora mejor que “Somewhere over the rainbow”, es suficiente para que los jiennenses que están en la zona tengan todo lo necesario y, simplemente, no deseen otra cosa que no sea seguir allí durante mucho más tiempo.

Dividida en tres zonas diferentes, la urbanización de Jabalcuz ofrece la posibilidad de disfrutar del espaciosos chalés, bloques de apartamentos y casas unifamiliares. En estos lugares, la llegada del verano se manifiesta de una forma un poco más particular de lo habitual, pues no solo la subida de las temperaturas delata a la época estival. Decenas de familias dejan atrás la ciudad y las paredes de hormigón ardientes para disfrutar de la naturaleza que rodea Jabalcuz, de sus termas, sus fuentes y la tranquilidad que solo esto puede ofrecer. Son tantos los jiennenses que buscan los placeres de Jabalcuz que Víctor del Salto, presidente de la Asociación de Vecinos “Paraje de Jabalcuz, comenta que la población se multiplica al doble porque va muchísima gente. “En la zona de las casas unifamiliares vive gente durante todo el año, pero en la zona de chalés en verano es cuando más gente hay, ya que la tienen como segunda residencia. Quizás de unas 500 familias, en invierno puede haber unas 250”, explica. A raíz de esto, en la urbanizacion se ve mucho más movimiento, sobre todo de jóvenes que van de unos chalés a otros para pasar la tarde “a remojo” con sus amigos. Aunque no son solo los niños quienes dedican el verano a pasar los días con sus amigos, ya que los adultos también hacen lo propio con los suyos. De hecho, Del Salto comenta que son muchas las noches en las que sale a cenar a casa de sus amigos y vecinos. Quedadas a las que también suelen unirse familiares u otros amigos que viven en la ciudad para disfrutar del clima fresco de Jabalcuz. En total, el presidente de la entidad vecinal, declara que lleva unos 30 años viviendo en la urbanización, ya que su padre compró una parcela cuando él aún era muy joven. Sin embargo, cuando se independizó con su propia familia, no abandonó la zona. Expone que vive muy a gusto en su chalé junto con su esposa y dos hijos y que no tiene intención de marcharse. Asimismo, apunta que tiene muchos amigos que, como él, crecieron en la urbanización y, después, heredaron o compraron una casa allí, donde se quedaron de forma permanente. “La gente no se van porque es una de las mejores zonas de Jaén”, expresa.

Así como en el resto de las urbanizaciones, los niños son los grandes protagonistas del verano en Jabalcuz, ya que viven de una manera muy diferente a aquellos que están en la ciudad. “En Jaén tienen que ir a las piscinas públicas. Aquí están en casa de uno u otro amigo jugando en sus piscinas. Las casas unifamiliares tienen su chiringuito ahí y su piscina común para todos los vecinos, los chiquillos se lo pasan de escándalo. Además, tienen la Vía Verde para coger la bicicleta, salen por la tarde con la fresquita para darse una vuelta...”, indica Del Salto. Sobre esto, Nana Salcedo, vecina de la zona de apartamentos, también destaca que los veranos para los más pequeños son “geniales” en Jabalcuz. “Están todo el día en la calle y en la piscina. Juegan a las cartas cómo hacíamos antes. A la bicicleta, al pilla pilla, al esconder... Como toda la vida. Nada de estar sentados delante de la Play todo el día. Se alejan de los teléfonos y se llevan todo el día jugando. Además, aquí hay una pandillita que va desde los 13 años hasta la más chiquitita que ya ha empezado a andar. Se juntan todos y se lo pasan muy bien”, subraya Salcedo. Por esto, confiesa que, aunque los adultos también lo disfruten, “los niños lo hacen mucho más”.

descanso y tranquilidad. Nana Salcedo lleva en Jabalcuz unos 12 años viviendo de forma permantenet y dice: “Aquí se está fenomenal”. Recuerda que llegó a la urbanización como todo el mundo, buscando un apartamento donde pasar solamente los veranos. Sin embargo, hace 5 años decidió mudarse definivamente al residencial. Comenta que al principio, comenzó a volver a Jaén en septiembre, luego en octubre, después en noviembre y, al final, se quedó para siempre y no ha vuelto a irse. “Aquí se vive muy bien. Esto es calidad de vida y, sobre todo, cuando tienes niños. Por eso, empezamos a hablar y, cada vez que decíamos de irnos, no nos queríamos ir ninguno. Mis hijos, en Jaén, no salían a la calle y aquí pueden estar jugando al fútbol y estar fuera” señala. Salcedo sostiene que, como hay mucha gente que vive durante todo el año en la urbanización (sobre todo en la parte de los chalés), sus hijos han podido hacer muchos amigos en Jabalcuz con los que salir por la zona acompañados, también, de su fiel perrita. Asegura que esto no podrían hacerlo en la ciudad, ya que es más peligrosa por el tráfico. “Es una forma de vida más parecida a la que hay en los pueblos, a como se vivía antes”, insiste.

En el residencial Apartamentos Baños de Jabalcuz, de 90 apartamentos, el 75% de la gente solo va en verano o algún fin de semana. Son muy pocos los que también se quedan en invierno. Motivo por el que Salcedo remarca la gran tranquilidad que hay siempre allí. “Somos como una familia. Además, al ser poquita gente siempre estamos organizando cosas, tenemos un campeonato de dominó y otro de parchís para los adultos. También tenemos una fiesta de bienvenida al principio del verano, tenemos un chiringuito donde hacemos las fiestas...”, afirma. Así, aunque no lleguen a considerarse como un pueblo porque son muy pocos residentes, sí asevera que en la zona se conocen todos, “es una pequeña comunidad”.

Con respecto al área de las casas unifamiliares, destacan las pistas deportivas de las que disponen, entre las que se encuentran un campo de fútbol, una pista de baloncesto y otra de pádel y tenis, así como de piscina. Todo a disposición de los vecinos, quienes las usan con bastante frecuencia, ya que es un atractivo que ni pequeños ni mayores se atreven a desaprovechar. Pero la gran protagonista del verno es la piscina, donde es rara la tarde que no viva los chapuzones de algunos niños. “Aquí vivimos estupendamente. Se vive muy bien, porque es una zona muy tranquila y cómoda. Tenemos algunos inconvenientes como que no pasan muchas líneas de autobuses. Pero aquí se puede desconectar perfectamente del trabajo y el día a día”, expone uno de los vecinos de la zona. Al contrario que en los apartamentos, la población en las casas unifamiliares se mantiene mucho más estable, ya que las viviendas pertenecen en su amplia mayoría a jiennenses que viven allí durante todo el año. Las únicas variaciones se producen en el momento que una de las casas se pone a la venta. Pero, al haber un número limitado, no se produce una masificación del residencial. Además, al estar cerrado, hace que las familias se sientan más seguras a la hora de dejar a sus hijos salir con sus amigos, ya que disponen de todo un recinto privado y muy amplio para ellos solos.

Las consolas no
son para el verano
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Es tanto el apego que los niños sienten por Jabalcuz que, según explica Nana Salcedo, cuando este verano se fueron de vacaciones diez días, al séptimo sus hijos le preguntaron cuando iban a volver. Algo que, tal y como afirma, también le sucede a muchas de sus amigas. “Ellos echan de menos esto, quieren estar aquí, porque se levantan y ya se llevan todo el día en la calle”, expone. Así, manifiesta que el único rato que están en casa es durante la hora del almuerzo, porque por la tarde están en la calle otra vez. Y, para no tener que volver a casa y evitar que no les dejen volver a salir, se bajan todos con el bocadillo de la merienda. “Es una forma muy diferente de criar a los niños”, dice. Salcedo se alegra de poder ver a sus hijos jugar con las bicicletas o al pilla pilla. Comenta que le hace gracia cuando los ve, porque juegan a lo mismo que ella cuando era pequeña. “Eso de que dicen que los niños solo saben jugar a las consolas aquí no es así”, asegura.