Enamorada de Manchester

Elisa Romero Reyes cambió “su” Jaén por el noroeste de Inglaterra en busca de unas aulas en las que impartir clases de Inglés, pero el destino le tenía reservado allí un prometedor futuro en el mundo de la hostelería

13 may 2018 / 11:02 H.

Para Rafael Alberti, “el más exiliado de los poetas del destierro español” —en sus propias palabras—, cualquier ciudad era como una casa grande. Sabía bien lo que decía, él que conoció como la palma de su mano las urbes del mundo, de tanto recorrerlas huyendo siempre del acecho enemigo. Y, sin embargo, el también pintor portuense llegaba a amar esos paisajes impuestos, hasta el punto de convertirlos en protagonistas de muchos de sus poemas.

Elisa Romero Reyes no es poetisa ni, mucho menos, una exiliada; en todo caso, esta titulada de la primera promoción de la Licenciatura en Filología Inglesa y Turismo por la Universidad de Jaén aspiraba, como gran parte de sus compañeros, a iniciar una carrera docente que, entre otras cosas, la terrible crisis económica que, no hace tanto, azotó España arrinconó en favor de otros oficios: “Pensaba hacerme profesora de Inglés; sin embargo, nunca lo tuve claro y decidí solicitar todas las becas relacionadas con la educación y las prácticas en el extranjero”, recuerda. Pero ninguna de sus solicitudes fue aceptada.

Muy, muy arraigada a su Jaén natal, alguna de cuyas tradiciones —como la Semana Santa— vivía con especial entrega, todo parecía propicio para construir una vida aquí, en el mar de olivos, o como muy lejos, en cualquier punto del territorio nacional, cerca del Santo Reino. Pero el destino la esperaba en otras latitudes: “Decidí irme a la aventura a Manchester, donde mi gran amigo José Vega trabajaba como auxiliar de conversación, y empezar mi vida profesional”. Dicho y hecho: llenó la maleta, en un par de semanas consiguió trabajo y siete días después, abrió las puertas de su nueva casa, plena de calidez gracias a las que comenzaron siendo compañeras de piso y, hoy, son sus grandes amigas. Sin abandonar la idea de impartir clase como asistente de español, Romero recaló, laboralmente, en un restaurante italiano que, además de procurarle un salario, fue el escenario de su particular historia de amor: “Allí conocí al que ahora es mi pareja, el cual era mi jefe, un británico chipriota”, rememora. Compaginó el aroma a pasta y pizza con su labor como docente voluntaria en un instituto, donde hacía méritos para ganarse una plaza que nunca llegó, y descubrió en la hostelería una vocación —“la espina dorsal de la vida”, la llamaba Nietzsche— que la hacía “feliz” y la “llenaba”, así que, con las ideas más claras que nunca, complementó su formación académica con un máster en Dirección de empresas; acertó de pleno, si se tiene en cuenta que el primero de los hoteles Innside by Melia de Manchester la fichó como recepcionista. De ahí a su puesto actual de “assitant front office manager” —segunda jefa de recepción— hay una historia de esfuerzo e ilusión que ha dado fruto e informa del espíritu luchador de Elisa Romero, quien disfruta de una posición profesional que la hace sentirse valorada en su sector. Un lugar conquistado a fuerza, también, de renuncias: “Por entonces me quedé embarazada y formé una pequeña familia, lo que me hizo pensar que quería volver a España pronto, para que mi hija viviera en mi tierra y rodeada de mi familia”, asegura, y añade: “Pero tomé la mejor decisión posible, y di a luz en Manchester”.

Decía Erasmo que “todos los países son su patria para un hombre dichoso”, y con su pequeña, Alicia, en los brazos, por más duro que resultara ser madre y trabajadora a tiempo completo, Manchester se le apareció como su personal ciudad de la alegría. La recompensa no tiene precio: una familia unida, un trabajo estable con el que se siente realizada y la seguridad de no haberse equivocado: “La decisión de venir al extranjero fue dura, pero mereció la pena”. Enhorabuena, entonces.

cofrade en la lejanía

La devoción cofrade forma parte de la personalidad de Elisa Romero, que pertenece a la Cofradía de la Amargura, como ella misma recuerda: “Entré hace unos dieciséis años por un vecino mío que nos hablaba mucho de ella. Cuando ya te haces hermana de una cofradía te das cuenta de todo lo que hay detrás de esa famosa y popular semana del año. Mucho trabajo y amor es lo que se pone”. Una tradición que recuerda con nostalgia desde Manchester: “En estos más de siete años que llevo fuera he echado mucho de menos todos esos eventos y momentos que hemos tenido por nuestros titulares, el Despojado y la Amargura. Y sobre todo echo de menos los Lunes Santos. Donde quiera que estoy recibo vídeos y fotos de mis familiares y amigos para seguirlo ‘en directo’ desde la distancia. He encontrado muchos amigos, buena gente que trabaja duro por nuestra hermandad y eso no se olvida”, apostilla.

ciudad industrial

Cuentan los libros de historia que Manchester fue la primera ciudad industrializada del mundo, entre otros méritos que la hacen muy atractiva. Sin embargo, Elisa Romero tenía una idea preconcebida de esta urbe que, una vez allí, se difuminó: “Me habían dicho que era muy triste, muy industrial pero, cuando llegué, no vi nada de eso”, recuerda. Para ella, Manchester es un lugar “lleno de vida, donde no hay nada que no se pueda hacer”, “lleno de mercados, festivales, eventos deportivos y musicales”. Las guías turísticas recomiendan muchos de sus puntos de interés, aunque es mundialmente conocida, también, gracias al fútbol. No en vano, cuenta con dos grandes equipos, el Mancheter City y el Mancher United, que hacen las delicias de los aficionados. “Es una ciudad muy joven y multicultural”, concluye Romero.

murales de abejas y frases que recuerdan el atentado del manchester arena
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“Siento esta ciudad como mía, me ha arropado y cuidado cuando más lo necesitaba”. Elisa Romero derrocha aprecio a su tierra de adopción, a la que el terror sacudió en mayo del año pasado, cuando la cantante Ariana Grande ofrecía un concierto en el Manchester y una explosión dejó veintidós muertos y ciento dieciséis heridos. Un ataque que Estado Islámico reivindicó y que sobrecogió al mundo y a los propios mancunianos, cuya reacción ante la barbarie sorprendió a la protagonista de estas páginas: “Me dejó asombrada, la gente se hizo una piña, había muchísimo apoyo entre los ciudadanos, ayudándose unos a otros; días después todavía se sentía el dolor en la calle, el silencio lo decía todo. Estábamos todos destrozados por lo que pasó, y aquella noche nunca se irá de nuestras mentes. Hoy, si paseas por Manchester, verás murales de abejas —el icono de la ciudad— fotos de ‘I love Manchester’ y frases por todos sitios, que dicen ‘we are Manchester we stand together, esta cercanía es lo que me enamora de esta ciudad”, concluye.

en familia
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Con su hija, Alicia —que ahora tiene cuatro años— y su marido, Stelios, forma una familia muy viajera que disfruta con la comida típica de los países que visitan. Le encanta que la pequeña mantenga contacto con otras lenguas —”tiene muy buen oído”, dice—. En la fotografía, los tres posan durante un reciente viaje a Creta.

ENTRE AMIGaS
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Kat y Naomi eran sus compañeras de piso cuando Elisa Romero llegó a Manchester, pero se han convertido, con el paso del tiempo, en sus grandes amigas. Con ellas y con su hija, Alicia, comparte momentos de asueto en tierras inglesas, como el de la foto, mientras pasan el día de “brunch” en un “british pub” de Chorlton.

en recepción
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“Empecé con la visión de ser transferida a España, pero Reino Unido valora mucho al empleado y da oportunidad de progreso y desarrollo en las empresas”, afirma Romero, que se ha forjado un presente envidiable en el sector hostelero. La imagen la muestra en la recepción del Hotel Innside, donde trabaja.

con una estrella
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Warwick Davis, el actor británico famoso por su papeles en “La Guerra de las Galaxias: el retorno del Jedi”, “WilloW” y “Harry Potter”, es una de los muchas estrellas del celuloide que han pasado por el hotel británico donde trabaja Elisa Romero, y con él y una compañera se tomó esta fotografía “galáctica” para el álbum de los recuerdos.