El peligro detrás de los ansiolíticos

Las benzodiacepinas son uno de los medicamentos
más tomados en España y su consumo prolongado
puede llevar a problemas como la dependencia

23 sep 2018 / 12:05 H.

España destaca, dentro de los países europeos, por ser una de las naciones que más consumo de pastillas para dormir presenta. Tan es así, que el consumo de estas sustancias es hasta 4 veces superior que el de Alemania. No obstante, su uso no es inocuo, y los medicamentos para dormir, para la ansiedad o para tranquilizarse (benzodiacepinas) que se emplean durante periodos largos de tiempo pueden producir efectos adversos y perder su efecto beneficioso, además de generar dependencia.

Así lo alerta en una entrevista con Infosalus el farmacéutico de Atención Primaria y miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (Sefap) José Manuel Izquierdo Palomares, quien explica que las benzodiacepinas son medicamentos con una estructura química similar, y muy eficaces sobre todo como hipnóticos y ansiolíticos, en los trastornos de ansiedad e insomnio, y en tratamientos a corto plazo, en las primeras semanas. “La ficha técnica recomienda que no se prescriban más de 1 mes para los hipnóticos y 3 meses los ansiolíticos. Cuando se utilizan bien son muy eficaces y muy buenos. Pero cuando se prolongan en el tiempo aparecen efectos adversos”, alerta el farmacéutico de atención primaria, quien precisa que las mujeres consumen más estos medicamentos que los hombres.

Entre sus principales riesgos cita: generan dependencia, ya que el cuerpo necesita seguir tomándolos; síndrome de abstinencia, pérdida de eficacia con el tiempo, o tolerancia. Además, hay que aumentar la misma dosis conforme pasa el tiempo para que haga mismo papel, pueden aumentar la somnolencia, la pérdida de reflejos o de memoria. Asimismo, pueden incrementar el riesgo de caídas y, con ello, también el de fracturas. Por ello, insiste en que cuando se toman durante demasiado tiempo no resulta fácil dejarlos y no deben retirarse de forma brusca, ya que pueden aparecer síntomas de dependencia, tales como la ansiedad, el insomnio o el temblor, así como el malestar o la irritabilidad, entre otros. Al respecto, el especialista aconseja pedir ayuda a un profesional sanitario y seguir sus instrucciones para ir, poco a poco, reduciendo las dosis, de forma que el organismo se vaya desacostumbrando a la sustancia sin que se produzcan problemas durante su retirada. Izquierdo Palomares considera que España tiene un “serio problema” con las benzodiacepinas porque se juntan varios factores. Por un lado, dice que la propia sociedad ha disminuido el umbral de tolerancia y se siente mal antes, tiene una menor capacidad de sufrimiento, y queremos obtener soluciones siempre rápidas, lo que a su juicio facilita que se solicite al médico o se le presione para que nos recete este medicamento.

El miembro de Sefap dice que también influye que los médicos de familia tienen poco tiempo entre consultas, por lo que siempre es más rápido recetar una pastilla que dedicar más tiempo a ofrecer a los pacientes consejos saludables sobre el estilo de vida. Además, lamenta que, cuando se inician los tratamientos, no se da toda la información a los pacientes, a pesar de que se les debe indicar que estos empiezan y terminan. “Esa información no se transmite y el propio paciente quiere continuar con el tratamiento. Es lo que genera esa resistencia al abandono, y a la larga dependencia”, declara.