El alcalaíno Diego López

En el segundo decenio del siglo XVI se estableció en Alcalá la Real un médico acompañado de su familia, quienes compartían linaje con el célebre humanista Francisco López de Villalobos

20 ene 2019 / 11:38 H.

En siglos pasados, los repoblamientos de los pueblos de acuerdo con las diversas etapas de frontera del reino de Jaén dieron lugar a la llegada de personas de otras regiones, con hombres de guerra, pero también de oficios y algunos profesionales. Este es el caso de la Sierra Sur, a quien tras la toma de Granada afectó intensamente la llegada de vecinos del Norte, y de los pueblos ya repoblados de los reinos de Sevilla, Córdoba y Jaén. Sobre todo, tuvo lugar en los primeros decenios del siglo XVI, provocando un fuerte crecimiento de la población. Pues hay constancia de que acudieron muchas familias que se vieron favorecidas por las nuevas medidas de gracia de la Corona, a través de la merced de solares y medidas protectoras. Junto a estas familias, acudieron nuevos profesionales que comenzaron a ocupar puestos en los servicios de la ciudad (medicina, escuela, el derecho, comercio...). Entre ellos ocuparon un lugar espacio, los médicos. Hay constancia de que hubo médicos, farmacéuticos, físicos y protomédicos, pero se constata la presencia de una familia muy importante relacionada con la medicina que fueron los López de Villalobos. Pues, en el segundo decenio se estableció en Alcalá la Real el licenciado Diego López de Villalobos. Es fácil caer en la primera intuición y relacionarlo con el famoso médico y humanista Francisco López de Villalobos, descendiente de una familia judía y, a su vez judeoconverso, que escribió varias obras relacionadas con la medicina, al mismo tiempo que se considera uno de los más importantes humanistas del Renacimiento de España, a la vez que fue médico destacado de la Corte en tiempos de Fernando el Católico y el emperador Carlos V. Comparte, de seguro, el lugar de origen, su linaje y la pertenencia al mundo de la medicina con este insigne, médico que fue acusado por la Santa Inquisición. Pero no hemos podido constatar la relación consanguínea directa con este famoso galeno. Pues, un hermano suyo el famoso conquistador Ruiz López de Villalobos declaró que su familia era hija de Villalobos, natural que fue de la Casa de los Villalobos de León sin especificar a este miembro con el que mantuvo algunos vínculos familiares. En cambio, estuvo emparentado con otro miembro de repobladores de las nuevas conquistas de las tierras andaluzas. Nos referimos al padre don Juan de Villalobos, del famoso linaje de los hidalgos malagueños, que se afincaron en sus tierras tras la conquista de la capital costera en 1487 recibiendo solares, tierras y casas. En concreto, adquirió la vecindad en 1489 y su correspondiente parte en el reparto de bienes inmuebles (una casa en la calle de los Guardas, otra en la de los Carpinteros, y un solar fuera de las murallas en el arrabal de la Puerta Granada y dos colinos en la zona de Alhaurín de la Torre). Anteriormente residió en la villa extremeña de San Martín de Trevejo donde ejerció el cargo de alcalde. En Málaga, fue mayordomo en entre 1489 y 1491, el de regidor (1494-1405) y de modo vitalicio en 1508 por merced real, en 1507 administró como receptor los bienes de los moriscos expulsados a África del Reino de Granada. Se casó en primeras nupcias con doña Constanza de Rivadeneira antes de llegar a Málaga y tuvo por hijos a Francisco y al médico alcalaíno Diego López de Villalobos. En 1509 se le concedió el cargo de la alcaidía del Peñón de la Gomera, y, en los últimos años del siglo XV, se casó de nuevo con la madrileña Juana de Vargas, con la que tuvo a Ruiz López de Villalobos, Antón de Villalobos y Bernardino de Vargas, todos ellos relacionados con la conquista de América y emparentados con el virrey Antonio de Mendoza. Tras dejar el cargo de regidor a su hijo Francisco, falleció en 1512. Diego de Villalobos alcanzó el grado de licenciado en medicina, tal como se manifiesta en algunos documentos notariales junto con su hermano Francisco en la ciudad de Málaga. Se trasladó a Alcalá la Real como médico en Alcalá la Real y ejerció el oficio médico, con el que adquirió gran renombre y acrecentó su caudal con el repartimiento de la 10.000 fanega llevado a cabo por el emperador Carlos I entre los vecinos. Incluso agrandó su patrimonio con la compra de los terrenos limítrofes. Sus tierras se concentraron en torno al arroyo del Palancares dando lugar a una zona que se le llamó Villalobos, debido a que varios descendientes suyos, con el cargo de regidor en el cabildo alcalaíno, dieron lugar a que se llamara con el nombre de esta familia. Hay varios documentos notariales obre compraventa de tierras cercanas a las suyas y procedentes de este repartimiento. En 14 de diciembre de 1528, ante el escribano Francisco Ordóñez ante Alonso de Jaén y su hijo Francisco Ordoñez], sirve de documento una compra de seis fanegas y media de tierra ( la suerte de tierra que se concedía por peonía o soldado de pie) que hizo a María Martínez en el sitio de Conejeros del Palancares. Pagó 335 maravedís y estaban por linderos más cercanos la posesión de tierras y monte del boticario Diego de Córdoba, por la parte baja y por la parte alta, la posesión de tierras y monte de Catalina Ruiz Suelen abundar este tipo de documentos, y su fama pervivió ya que la familia de López de Villalobos regentaba la devoción de San Blas en la iglesia Mayor Abacial, en la penúltima capilla del ala del evangelio con un retablo muy antiguo y el escudo de armas de la familia colocado encima. Esta capilla posteriormente recogió las reliquias del santo en 1583 y se convirtió en ermita a partir del siglo XVII, donde existía una imagen de un Cristo, el de la Salud No fue el único médico famoso del siglo XVII en la ciudad de la Mota. No puede olvidarse a Juan Gutiérrez de Godoy, otro humanista, que regentó el puesto de médico real de Felipe IV.